UE la edad media de los médicos de Osakidetza, como la de los profesores, ertzainas, pescateros, comerciantes, periodistas... se acerca a la que da derecho a la jubilación es innegable por aquello de que nuestros padres alcanzaron en la segunda mitad del pasado siglo un grado de bienestar que les indujo a perpetuar la especie y tratar de mejorarla, aunque a la vista está que solo lograron lo primero. Y basta leer las últimas cuatro letras de enfermedad para convenir en que ese envejecimiento conlleva un incremento de necesidades sociosanitarias. Otra cosa es convertirlo en noticia: una simple suma determina que si en 2017, hace un lustro, la edad media de la plantilla de Osakidetza era de 52 años, hoy se acercará a 57. Ni el senolítico más avanzado detiene el paso del tiempo. Pero tampoco hace falta ser Einstein para calcular que si el 30% de los facultativos de Atención Primaria (sobre 500 de 1.718) está cerca de la jubilación y al año se incorporan 80 nuevos médicos de familia, en 5 años se habrán cubierto 400 plazas y el déficit sería de un centenar, 20 al año, lo que no parece una dolencia inabordable para una organización de 27.000 personas que se lleva un tercio del presupuesto del gobierno. Así que convendría no firmar la receta de Voltaire sobre la medicina, "el arte de entretener al enfermo mientras la naturaleza cura la enfermedad", y afinar la comunicación del diagnóstico para no hacer lo que ningún doctor debe: confundir o alarmar al paciente. l