El Centro Wiesenthal exige disculpas a Aburto por los incidentes vividos con los hinchas israelíes del Hapoel Holon, como si el alcalde de Bilbao hubiese lanzado una botella a la cabeza de los seguidores o se hubiese calzado un puño de hierro, presto para la pelea. En su demanda reprocha la lentitud de la policía municipal y exige perseguir a los agresores.

El suceso se cuenta rápido. El pasado 9 de mayo se registraron incidentes entre los seguidores del equipo israelí de baloncesto Hapoel Holon y manifestantes en el Casco Viejo y Bilbao la Vieja, varias personas resultaron heridas leves y dos jóvenes fueron detenidos por la Ertzaintza -horas más tarde puestos en libertad- por desórdenes públicos, lesiones y desobediencia grave.

Incidentes, digo. El centro Wiesenthal señala al alcalde y a la policía, señala a una parte de los agresores y advierte que esos altercados pueden llevar consigo la simiente de otros más graves. El centro no habla de los seguidores del equipo israelí que han causado daños en el mobiliario urbano y han lanzado sillas de establecimientos hosteleros. Habla de la provocación pero no recuerda que ese es un mal que casi siempre viaja en dos direcciones. Pide explicaciones, pide castigos y pide la razón pero no pide disculpas.

No es el baloncesto un campo donde se abone la violencia con la misma fertilidad que en otros deportes, como el fútbol. No lo es pero no impide que aparezcan algunos brotes negros sobre el parqué. Mientras escribo esta despedida se anuncia la redada en un puñado de bares de Bizkaia, acusados del pirateo de los partidos de fútbol. No me digan que no son feas esas barbas que se alargan y se alargan. l