Entiendo el cabreo de parte de la hostelería por tener que facilitar agua del grifo a sus clientes. La memoria me lleva a cuando al chaval del barrio, que se pasaba la mañana jugando en la calle, se le gratificaba en la tasca con "unvasodeaguaporfa". Se abría el grifo y tan contentos. Claro que ahora no quedan chavales jugando en la calle y no hacen sed. A cambio, sus padres pagan el agua a precio de Dom Perignon. Lo que no se compadece la medida es con la liberalización del precio del botellín en los aeropuertos del Estado. En los últimos dos años estaba limitado a 1 €. Ya no más, dice un juez. A pagar o a buscarse un grifo... ¿de un bar?
- Multimedia
- Servicios
- Participación
