SE salón, la habitación de los niños y el pasillo, que necesitan una mano de pintura; la necesidad de, qué sé yo, quitar la bañera que ya estamos torpes y colocar un plato de ducha; la renovación de la lavadora, cuyo motor suena como el de un cuatro latas y ya no acepta más reparaciones (por cierto, lo del coche también debiéramos mirar...), la necesidad de darle una mano reparadora al suelo de madera, marcado ya con las huellas del día a día con tanta profundidad que recuerda a las zarpas de un animal salvaje. A nada que uno tenga cierta edad sabe que siempre llega. ¿Qué? La hora de hacer obras en casa, asunto que, por muy latoso que sea, siempre es más llevadero que el horror de los horrores: la mudanza.

Esta transformación a menudo se acomete tarde, cuando uno ha podido juntar cuatro duros para hacer frente al desafío. Ya ven: es la regla del cuatro. Cuatro latas y cuatro duros. Lo cierto es que la casa nos gusta, el barrio encaja con nuestro estilo de vida (o viceversa, nos construimos un estilo de vida que encaja con el barrio...) y, como les dije, da una pereza del carajo ponerse a buscar, ponerse a mover, ponerse a pagar.

Ha mirado la Diputación en la caja de caudales y, abracadabra, en lugar de telarañas han aparecido los cuatro duros: 270 millones de remanentes. Visto lo que hay han decidido acometer algunas de las reformas, las más urgentes que, en el caso de la gestión de un territorio, suelen coincidir con las más importantes. El arranque de la Línea 5 de metro y el cubrimiento (iba a escribir "cubrición" como escuché hace bien poco, pero un amigo ganadero me ha aconsejado que no lo haga...) de La Avanzada a su paso por Leioa; la extensión de las vías verdes que nos alegre la vida en el exterior junto a la reforestación y la repoblación de especies autóctonas y la reforma de las residencias forales más viejitas que nos alegra la vida interior, junto con la ampliación del parque mobiliario de viviendas habilitadas para personas en riesgo de exclusión social. Como ven, eran asuntos de primera necesidad (por cierto, también se desvía un pico para el primer sector...) que no se pueden acometer con soluciones de segunda mano. "Dirue, dirue fresco", que diría al aldeano. Esa es la noticia que hoy retumba por las cuatro esquinas de Bizkaia. Ha sido verlo, calcular su disponibilidad y ponerse manos a la obra. Lo que hubiese hecho cualquiera de nosotros.