N la actualidad la expresión nudo gordiano se refiere a una dificultad que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de salvar o de difícil solución o desenlace, en especial cuando esta situación solo admite soluciones creativas o propias del pensamiento lateral. Los orígenes de la expresión son más legendarios. Gordio era un labrador de Frigia (actual Anatolia, en Turquía) que tenía por toda riqueza su carreta y sus bueyes. Cuando los frigios decidieron que necesitaban un rey consultaron al oráculo y este les respondió que se escogieran al primer hombre que vieran subido en un carro. Aquel hombre fue Gordio. Proclamado rey de Frigia, fundó la ciudad que lleva su nombre y, en señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carro y ató la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior, tan complicado y enrevesado según cuenta la leyenda que nadie lo podía soltar. Cuando Alejandro Magno se apoderó de Frigia, supo que una antigua tradición prometía el imperio universal al que desatara aquel nudo. La leyenda popular cuenta que cortó el nudo con su espada.

La historia ha dejado ese uso a la expresión. Así el término nudo gordiano ha permanecido en el lenguaje para dar nombre a una dificultad que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de salvar. Y cortar el nudo gordiano significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema. No quiere decirse que Imanol Pradales gaste un aire a Alejandro Magno ni que blanda una espada pero sí se constata que todos los enlaces que permitirán entrar y salir del túnel bajo la ría se soterrarán bajo la rotonda de Artaza en una zona donde se cruzará un nudo de viales, ramales y glorietas subterráneos que van a dar a dar una salida al tráfico rodado. La solución tajante anunciada recuerda, eso sí, al espadazo con el que Alejandro Magno pasó a la leyenda.