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MESA DE REDACCIÓN

Susana M. Oxinalde

Deber de protección

punto de cumplirse dos años desde la aparición del virus, rescato una frase de la OMS que hablaba del todavía inédito distanciamiento social que "puede ayudar a reducir la transmisión y a que los sistemas de salud aguanten". Hoy, diciembre de 2021, ya decimos convencidos que el contagio es y será inevitable y que las medidas siempre han estado encaminadas a escalonar los positivos y, por tanto, los ingresos hospitalarios. Sin embargo, una sensación de estupor recorre a la ciudadanía en las segundas navidades con precinto a pesar del éxito de la vacunación. Esta sexta ola, la de los contagios exponenciales y el tsunami de infecciones, nos pilla demasiado agotados y también demasiado vacunados, sí. Porque esa falsa seguridad es demasiado cierta con una escalada de contagios nunca vista en dos años. Los sacrificios siguen y no basta seguir apelando a la responsabilidad individual o a la prudencia ciudadana. Los Estados están obligados a proteger a su población y los Gobiernos a establecer medidas frente a las crisis de salud pública. Debemos exigirlo como exigimos buenos servicios, la construcción de carreteras o el abastecimiento de agua. Nuestros impuestos incluyen también tener garantías no solo de que la salud pública procurará curarnos, también que las medidas preventivas eviten que acabemos ingresados porque los gobiernos, a nuestro servicio, no han hecho su trabajo. Luchar frente al virus es una necesidad colectiva que debe ser satisfecha con la solidaridad individual y el deber público. Protéjanse y protéjannos.

susana.martin@deia.eus