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Mesa de Redacción

Arantza Rodríguez

Contenedores de croquetas

UEDE que esté equivocada, pero me voy a lanzar a la piscina de un salto con doble tirabuzón a ver si le gano como conspiranoica al Bosé, que le tengo ganas. Para mí que la crisis de los contenedores la han provocado las abuelas, que llevan haciendo croquetas a granel desde hace semanas y los han alquilado para distribuirlas por toda la geografía en caso de emergencia. La culpa la tiene el coronavirus. Y el refranero, que tienen grabado a fuego. Ya saben, cuando las barbas de los alemanes veas pelar... Puede que las navidades pasadas las pillara la pandemia con el pie cambiado y sin stock de tuppers para cubrir la demanda, pero ¿estas? ¡Buenas son ellas! Ya puede decretar el LABI lo que se tercie que tienen la cadena de suministro asegurada de su sartén a las mesas de toda su cartera de clientes. Yo intenté una vez hacerlas, pero misteriosamente se solidificó el engrudo y se me quedó incrustada como un mástil la cuchara de palo. De tener una hormigonera, quizás mi receta tendría futuro para cubrir La Avanzada. Le daré una vuelta por si puedo optar a la licitación de las obras, que el oficio está cada vez más chungo y hay que tener un plan B. Mientras me debato entre eso y montar un negocio on line de talos con chorizo, voy a descargarme el pasaporte covid porque nuestra matriarca ha dicho que en su casa no ponemos un pie sin certificado. No nos toca desde marzo de 2020 ni con la cachava. Con eso se lo digo todo.

arodriguez@deia.eus