A demagogia es una tentación muy fuerte. Y es bueno y necesario resistirse a ella. Pero no toda acusación de demagogia es atinada. La industria farmacéutica es, por ejemplo, un objetivo recurrente de demagogos de todo tipo. Pero estamos ante una pandemia mundial y la vacuna es un bien universal. Ahora se ha sabido que el 97% de la investigación para la vacuna de AstraZeneca fue financiada con dinero público. Y eso son palabras mayores que refuerzan la petición de casi 200 personalidades mundiales que demandan liberar las patentes. La industria no puede tener patente... de corso.