ESPUÉS de un año escuchando culpabilizar al feminismo de la primera ola de contagios, llega el segundo año y quién sabe si la enésima ola. ¿Cuántas mujeres comprometidas con la igualdad no acudirán a las manifestaciones por prudencia? ¿Cuántas otras lo harán convencidas de que la causa no es incompatible con la seguridad? ¿Quién se anima a señalar quiénes están más comprometidas que otras con el 8-M o si, por el contrario, son más responsables independientemente de sus causas en medio de una pandemia? Me temo que en los dos casos, ninguna está deshojando margarita alguna.