OMO ha venido sucediendo en las distintas fases de la alerta sanitaria, se ha vuelto a hacer necesario tocar el bolsillo de quienes se niegan a cumplir las normas encaminadas a evitar una vuelta a situaciones que nos causaron espanto y muchos han olvidado, al parecer. La multa, así, parece ser la única manera de concienciar y despertar el civismo de algunos. En Bilbao ya se han impuesto casi 150 sanciones en una semana por no llevar mascarilla. Sí, pocas para lo que se ve, pero ver a remojo las barbas del vecino solidariza mucho. Más carilla es la multa.