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Casado con la ignorancia

El presidente del PP se retrata en su descalificación del nacionalismo vasco y su análisis desde la imposición, la incomprensión, la falacia y la incultura cuando debería ofrecer ideas, políticas y medidas al electorado

LA estruendosa reacción del presidente del PP, Pablo Casado, al discurso en el Alderdi Eguna del presidente del EBB de EAJ-PNV, Andoni Ortuzar, solo puede analizarse como la combinación espontánea de la incompetencia política y la ignorancia que Casado ya ha dejado patentes en ocasiones anteriores. El mero hecho de que Casado centre parte de su discurso político en descalificar lo dicho por Ortuzar a los militantes en la fiesta del partido jeltzale ya da una idea de la capacidad propositiva de un dirigente que, aspirando a la presidencia del Estado y en puertas de la campaña electoral, debería dedicar sus esfuerzos en hacer llegar al electorado las ideas, políticas y medidas que prepara para primero obtener su confianza en las urnas y después responder a esta con su cumplimiento desde el gobierno. Ceñir el discurso propio a la descalificación del oponente revela incapacidad y somete la política a un reduccionismo impropio que Casado, en su ilimitado desconocimiento, extiende al sempiterno problema que el Estado español padece (y sus líderes políticos se empeñan en mantener irresuelto) respecto a las naciones que contiene. No significa otra cosa el análisis del mismo que realiza el presidente del Partido Popular desde la imposición -“el País Vasco nunca va a ser independiente”-, la incomprensión -“en un mundo global no se puede levantar fronteras artificiales”-, el recurso a la falacia -“los estudios supremacistas de Sabino Arana y el RH negativo”- y la inopia intelectual - “¿cuántos apellidos tengo que tener para ser vasco?”-, además de una absoluta incultura. Porque, para colmo, Casado se permite dejar al descubierto su ignorancia de la Historia del Estado que pretende dirigir al recurrir en sus argumentos a Juan Sebastián Elcano y “la bandera nacional” bajo la que este habría dado la vuelta al mundo. Al hacerlo, se revela ignorante de las características e intenciones comerciales de la expedición de Magallanes -por cierto, de nacionalidad portuguesa- así como de que Elcano navegó bajo la bandera de la Cruz de Borgoña, importada a Castilla -que no a España- por Felipe el Hermoso, heredero del Ducado de Borgoña -estado independiente asimilado luego por Francia- que se casó con Juana la Loca, y reducida posteriormente a enseña militar que utilizaban, entre otros cuerpos, los tercios que ocuparon Flandes.