MUCHOS los recordamos como los años más felices de nuestra vida. Ese periodo de transición entre la primera infancia y la madurez, lleno de emociones, cambios, incertidumbre y ganas de comerte el mundo. Actualmente, 1.820 millones de jóvenes y adolescentes de entre 10 y 24 años se encuentran en esa etapa, la mayor generación de jóvenes de la historia; se trata del 23,6% de la población mundial.

De lo que no nos damos cuenta es de que también son el 100% del futuro, nuestro futuro: en 2030 más del 65% de la población tendrá entre 15 y 24 años. Los y las jóvenes conforman la generación que tiene el poder de cambiar el mundo, pero no siempre estamos abiertos a escuchar sus voces, sus ideas, su entusiasmo, su visión de futuro, sus preocupaciones, sus opiniones.

“Nunca dejes de tener una visión para el futuro. Las visiones conducen a conversaciones. Las conversaciones inspiran ideas. Las ideas impulsan la acción. La acción crea el cambio. El cambio hace que el mundo sea mejor”. Lo dice Destiny, una joven sudafricana de 19 años. Y es que, al igual que se están movilizando por el cambio climático, tanto en quedadas frente al Congreso como a través de movimientos en redes sociales, lo pueden hacer por otras muchas causas; en realidad, la juventud se puede movilizar por cualquier cosa.

También por cada una de las causas que plantea la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que nos indican la dirección hacia la que caminar durante la próxima década. Juegan un papel significativo en ese camino hacia esa Agenda 2030, y en ocasiones se convierten en la conciencia de quienes tienen el poder de tomar decisiones. Los jóvenes tienen el potencial de hacer más efectiva la transformación del mundo en un lugar mejor.

Lehendakari, somos un país avanzado, pero es momento de dar un paso más adelante; necesitamos que en todos nuestros centros educativos se traten los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, y que los niños, niñas y jóvenes nos ayuden a cambiar el mundo desde el conocimiento de los ODS. Son esenciales para promover el desarrollo en sus países, son importantes agentes de cambio.

Para ello, es indispensable garantizarles una educación de calidad inclusiva y equitativa, así como promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de sus vidas. Porque hay demasiados jóvenes que no alcanzan sus metas. Así lo creo.

Y con ese germen se creó la alianza Generación Sin Límites (Generation Unlimited), como parte de la Estrategia Juventud 2030 del secretario general de las Naciones Unidas, con el objetivo de ayudar a abordar la falta de calidad en la educación y la formación profesional, así como la escasez de oportunidades de empleo para los y las jóvenes, en muchos lugares del mundo. Porque la solución pasa por poner a la juventud en el centro de las políticas, sin dejar a nadie atrás. Porque creemos que, si no se invierte ya en educación y formación profesional, la juventud y adolescencia seguirá sin contar con las competencias necesarias y en el futuro no seremos capaces de construir economías sostenibles y pacíficas y sociedades prósperas. Porque invertir en juventud es invertir en el presente y en el futuro.

En ese periodo de sentimientos encontrados e inspiración que supone la juventud es fundamental que los jóvenes se consideren partícipes de las sociedades en las que habitan. No solo que se les cite en largos discursos o que sean protagonistas de los titulares de las noticias negativas que copan los medios de comunicación a diario, sino que se sepan llamados a participar de forma real y activa, que sus opiniones sean tenidas en cuenta en las tomas de decisiones, que sientan que realmente son parte de la sociedad y agentes del cambio. Es la adolescencia y juventud una época muy importante en la vida debido a las experiencias, conocimientos y aptitudes que se adquieren, ya que tienen a posteriori implicaciones importantes para las oportunidades en la edad adulta. Por eso tenemos que generar soluciones para la juventud y con la juventud. En Euskadi, cuatro Ciudades Amigas de la Infancia, Bilbao, Ortuella, Pasaia y Vitoria-Gasteiz, ya han apostado por la participación real; han promovido la creación y funcionamiento de órganos de participación infantil y adolescente en el ámbito municipal, generando espacios en los que los más jóvenes asumen un papel protagónico e interactúan con sus gobiernos locales.

Hoy, en el Día Internacional de la Juventud, desde Unicef queremos volver a recordar que hay que ofrecer el altavoz a los y las jóvenes, una generación con capacidad demostrada para aportar ideas y soluciones ante los problemas a nivel global y local. Demos rienda suelta a su potencial. Pueden ser pensadores críticos, innovadores, líderes, comunicadores? Son el presente y futuro. ¿Qué mundo les vamos a dejar? ¿Por qué no contamos con ellos y ellas e intentamos que este legado sea el mejor posible? Confiemos.