CUANDO en aquel debate electoral Alfonso Alonso negó a Pili Zabala su condición de víctima, muchos dimos un respingo y se nos congeló el alma durante aquellos interminables segundos que la hermana de un torturado y asesinado por los GAL le sostuvo la mirada, en silencio, al líder de los populares vascos. Ahora ha sido el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo el que ha avalado que no se indemnice a las víctimas del terrorismo de Estado. Y, como Zabala, hay que volver a sostener la mirada. No hay que equiparar, pero tampoco discriminar.