EL gran Antonio Gala lo apostillaba todas y cada una de las veces que lo nombraba en sus artículos: “Borrell (cuidado con él)”. No le hicieron caso. Y, así, han colocado como jefe de la diplomacia europea a una persona ciertamente maleducada, capaz, como hace unos meses, de, a lo Maduro, levantarse de una entrevista en un medio internacional porque no le gustaban las preguntas. Tan diplomático que solo genera conflicto en su propia casa. “No sé cuántas veces hay que repetirlo”, le respondía ayer al presidente del Parlament. Escucha, Europa: cuidado con él.