QUE un partido de izquierdas como el PSOE haya pactado en Madrid con Podemos, pero lo haya hecho en Castilla la Mancha con la nueva derecha de Ciudadanos, más rancia aún que su predecesora, y que al mismo tiempo ésta lo haga con PP y Vox es un ejemplo más de la incoherencia política actual, en la que algunos partidos valen igual para un roto que para un descosido. No ayuda nada esta actitud a mejorar la calidad de nuestra democracia, que se nos deteriora por momentos.

Quizás el único territorio ejemplar haya sido Euskadi, donde el pacto PNV-PSE ha funcionado ejemplarmente prácticamente al 100%, sabiendo los electores a la hora de depositar su voto el pasado 26-M que iba a ser así, especialmente después de meses de colaboración de ambos en el gobierno de Gasteiz. Comportamiento leal y coherente.

Por el contrario, lo sucedido en el territorio limítrofe, Navarra, ha resultado la cruz de la moneda. Que en la previa de la votación para que María Chivite pueda ser presidenta del Gobierno de Nafarroa, esta y el PSN se hayan dedicado a humillar y desairar a sus hipotéticos socios, a aquellos que deben votarla, incluyendo a Bildu, del que se necesita su abstención, es para un análisis exhaustivo.

Los votantes socialistas, al menos el que escribe estas líneas aunque me temo que sean muchos más, no vamos a poder entender y explicar esta circunstancia. Permitir que gobierne la derecha extrema de Navarra +, que hay que recordar incluye a UPN, PP y C’s, este último enemigo acérrimo de nuestros fueros, es como para hacérselo mirar. La sospecha de que se ha tratado de un plan diabólico para molestar a sus socios necesarios con el fin de conseguir que esa derecha acceda al poder autonómico a través de ese enfado, sobrevuela Nafarroa.

Defrauda y enfada a sus votantes más de izquierdas (recordar que esta vez de los 70.000 votos conseguidos 32.000 les vinieron de Podemos e Izquierda-Ezkerra) y deja a la mayoría de la población situada en el ámbito progresista de izquierda con un amargo sabor.

Como se encargó de recordar la actual presidenta, Uxue Barkos, suponía la repetición del Agostazo de 2007, esta vez un Juniazo. ¿Cómo pedir desde el PSN después de lo ocurrido este sábado los votos a Geroa Bai, Podemos e I-E y mucho menos aún la abstención de Bildu, después de esta vejación?

¿Qué se puede hacer entonces para desmontar esta lamentable situación? Sólo puede haber una manera, aunque requiera altas dosis de generosidad por parte de los humillados; que se le exija a PSN el pago de un peaje que condone su deuda.

Los votos (afirmativos y abstención) sólo le llegarán si se construye un gobierno de coalición PSN-Geroa Bai-Podemos-I-E, con un programa que convenza a Bildu para su abstención, además de que la presidencia del Parlamento recaiga en Geroa Bai y así garantizar en la medida de lo posible que no existan más jugadas en el futuro.

Si el PSN acepta, demostrará su sinceridad y recuperará la confianza; si la rechaza, quedará claro su engaño, especialmente al sector más importante de su electorado.

Quizás todo este puzle de sinsentidos tenga explicación en clave de la próxima elección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Tal vez sea producto del maquiavelismo de su gurú Iván Redondo, quien pretende así dejar abiertas las tres posibilidades que le quedan para acceder de nuevo al poder; un acuerdo con Ciudadanos extremadamente difícil pero aún no imposible, convencer a UPN a través de ese juniazo que le entrega Ayuntamiento de Iruñea y el gobierno de Nafarroa para lograr su apoyo, o conseguir la abstención de ERC, ahora más compleja después de la jugada realizada en el Ayuntamiento de Barcelona y las decisiones del TS. Y a falta de la sentencia del procès que puede enfangar aún más esta salida en el futuro.

Es probable que alguna le salga bien, a día de hoy todo es posible, pero la pregunta es: ¿dónde queda la ideología? ¿Dónde la ética, la coherencia, la honestidad? Hace tiempo que esas cualidades han desaparecido de la política y los políticos actuales. Ahora todo vale con tal de conseguir el poder, el pragmatismo sustituye a las ideas y se puede pactar con cualquiera sin ningún pudor.

¿En qué se parecen Ciudadanos, UPN, ERC? En una cosa: pueden conseguir la presidencia a Sánchez y para eso todo vale. Es la más pura esencia del ínclito Iván Redondo, que ya ha demostrado suficientes veces que vale igual para arre que para so, para asesorar a PP, PSOE y, si se lo piden, a Podemos.

Lamentablemente, parece que ese espíritu ha impregnado definitivamente al mismo Sánchez. Qué decepción, qué pena? Veremos qué ocurre los próximos días, pero a día de hoy tiene muy mala pinta, al menos para quienes entendemos la política como algo digno de principios y altura de miras.* Exparlamentario y concejal del PSN-PSOE