CON Rivera no!”. Eso gritaron el domingo 28 por la noche las bases del PSOE que saludaban el triunfo electoral de Pedro Sánchez. La frase se ha repetido mucho a lo largo de esta semana; pero lo cierto es que las bases (de cualquier partido) dejaron hace mucho de contar para otra cosa que no fuera meter su voto en las urnas. Se ha repetido menos la de Pedro Sánchez: “Lo he oído”. Digan lo que digan las bases, quien tiene el poder en la mano hace lo que le viene en gana con independencia de quienes le hayan votado. Sería una tragedia, más que una lástima, que pactara con quien ha pedido su cabeza, junto a la tropa de sus asesores áulicos, auténticos perros de garaje que muerden y no sueltan, y ahí siguen, a la bulla.

“¡Con Rivera no!”, dicen también quienes no han votado al PSOE, pero desearían un gobierno de verdad progresista que no fuera lacayuno del Ibex-35, que también metió cuchara en este asunto de con quién tiene que pactar el ganador y con quién no, declarando que el mercado, nada menos que el mercado, “vería con buenos ojos” que el PSOE se aliara con Rivera.

“¡Con Rivera no!”. ¿Entonces con quién? Porque con alguien tiene que pactar, si no para formar gobierno, sí para recibir apoyos a un programa de gobierno. Esa es una incertidumbre que trae malos recuerdos, por encima del evidente alivio de los resultados electorales, porque no sería la primera vez que desde la sombra pactos electorales progresistas con el PSOE se vean burlados.

Perros de garaje “Eres peor que perro de garaje” es una expresión boliviana. Son los que muerden y no sueltan, como he dicho, feroces guardianes, incansables, inacallables, de las esenciales esencias de toda la esencialidad democrática y nacional en este caso. Españoles y demócratas ellos, los demás vaya usted a saber: bolivarianos, etarras, golpistas... Eso sí, lo digo con todo el respeto, como hizo Rosa Díez antes de despreciar (insultos de bajo perfil) a quienes han ganado las elecciones u obtenido buenos resultados. Tienen mal perder y agreden y son festejados como consolidadores de la democracia en España. Ahora llaman “gentuza” a cargos electos -si esto no augura lo peor, ya me dirán-, vuelven con la murga del chavismo como fuerza determinante de los próximos años en este país y la falsedad de la subvención venezolana a Iglesias que la justicia ha desmontado, tildan de etarras a quienes mejor les parece y de golpistas a los independentistas catalanes, pero ellos son los impecables patriotas democráticos? Lo cierto es que cuando dijeron que un día volvería su España constitucional y democrática, yo al menos oí enseguida el temible volverán banderas victoriosas. Curioso sentido de la pluralidad el de esta gente, y del sistema democrático, más: ellos al timón y los demás a su dictado. Va a ser una convivencia difícil con esta gente, más difícil que hasta ahora, quiero decir. Hizo bien aquella presidenta de mesa en no darle la mano a Arrimadas... Llega un momento en que la cortesía está de más cuando no la tienen de ordinario contigo.

No puedo menos que referirme a la sentencia dictada contra Clemente Bernad y que este, triste y decepcionado -no está solo en su decepción-, no ha recurrido, no por aceptar el fallo, sino porque para su caso las cartas están marcadas. Si cuando menos hubiese servido para que Ayuntamiento, arzobispado y Gobierno de Navarra no ya se posicionaran, sino que hubieran desmontado las misas golpistas de la cripta y clausurado esa bochornosa situación; pero no, todo sigue igual y mucho me temo que así va a seguir. La sentencia sirve de apoyo a quienes han hecho de la exaltación del golpismo o de su absolución un pilar ideológico y de clase. No hay que hacer muchos esfuerzos para ver que en la argumentación de la sentencia se sostiene de manera retorcida la protección de una privacidad que puede ser delictiva y que no hubiese operado de tratarse de reuniones, por ejemplo, de izquierda radical o nacionalista. Hagan un homenaje a un etarra en una sociedad privada y ya verán qué pronto les tiran la puerta abajo. Me repito, lo sé, ellos también.* Escritor