SÁNCHEZ -y Ábalos y Carmen Calvo y Adriana Lastra e Ivan Redondo y Juanma Serrano y...- no necesitan calculadora. No la necesitaron, de hecho, reunidos en Ferraz. Las elecciones son un juego de suma cero, en el que ganas o pierdes lo que pierde o gana otro, ahora que la teoría de juegos sirve para analizar la toma de decisiones -decidir, sí- en la conducta humana. Si la decisión de Sánchez (y los suyos), sin embargo, no se verbaliza, el silencio puede resultar atronador en 26 días. Esa suma ya la hizo hace tiempo un Kennedy, Ted: en política, como en matemáticas, todo lo que no es totalmente correcto está mal. Pero no sé si Sánchez entenderá el problema.