LA precampaña ya fue entre repetitiva, fea y sucia. Ahora, viene lo peor: el paternalismo, el oportunismo. Hasta la Legión ha tenido que pedir a los líderes políticos que no vayan a la penosa procesión de Semana Santa en la que cantan que son el novio de la muerte. Aunque bien pensado, habría que ver a Casado y Rivera, desabrochada la camisa, mirada hacia arriba y paso marcial a voz en grito el cuplé de “aquel legionario tan audaz y temerario”. Otra cosa es Abascal, que se ha autocreado un look de sargento chusquero. Él no lo sabe, pero terminará siéndolo.