SE les ha terminado la paciencia franciscana a los padres de alumnos de Kristau Eskola. Han contemporizado durante las huelgas previas y han instado a patronal y sindicatos a hablar, a no poner su supuesta vocación de educadores -unos y otros- a disposición de sus intereses propios. Ayer sacaron sus conclusiones tras leer entre líneas las estrategias de ambas partes y su negativa al arbitraje. Y les leyeron la cartilla porque se comportan como si pretendieran que la educación solo sea posible siendo pública -sindicatos- y como si no cobraran por prestar un servicio -patronal-.