DICEN que siempre son odiosas. Ocurre que también son esclarecedoras. Se va Xabier Arzalluz y con él se va una época. Una forma de ser político y un tiempo de gigantes. Los amigos y los enemigos siempre parecen más grandes con el paso del tiempo. Repasa uno los nombres de sus coetáneos, con los que compartió espacios y también duelos, desde el franquismo a la democracia, y se topa con hitos históricos. Luego toca mirar alrededor y ver quiénes quedan ahora al frente de la política española. Es muy difícil no rendir una lágrima por los paraísos perdidos.