Osea, que “la república no existe”. Lo dice Inés Arrimadas, investida como la Juana de Arco del momento. Así, en genérico: La república no existe, rezaba la pancarta del ridículo escrache en Waterloo ante la casa de Puigdemont. No decía “la república catalana”, que juro que en la pancarta hubiera cabido perfectamente. Hay elipsis que valen más que mil palabras. Como las imágenes. Por ejemplo, esa de la puerta de la vivienda de Puigdemont entreabierta, invitando a Arrimadas a entrar y dialogar. No lo hizo. El diálogo no existe, que diría ella.