LA iniciativa Euskaraldia que desde hoy y hasta el próximo 3 de diciembre -Día del Euskera- pretende comprometer a la sociedad vasca con la utilización cotidiana de nuestra lengua confronta la realidad del éxito de su recuperación con la evidente necesidad de afianzar su uso. Cuando en menos de cuatro décadas el euskera se ha convertido en referencia educativa para nuestra sociedad y ha adquirido una presencia notoria y notable en el ámbito cultural y artístico, cuando además ha logrado integrarse en los canales informativos y hasta se adecúa a la revolución digital y de las redes sociales, es preciso reconocer, sin embargo, que su penetración social no es la que se marcó como objetivo desde su misma denominación la Ley Básica de Normalización del Uso del Euskera aprobada por el Gobierno vasco en noviembre de 1982. Si es cierto que el euskera ha ganado 223.000 hablantes en el último cuarto de siglo, conjurando el peligro de desaparición que le venía amenazando ya antes de que Koldo Mitxelena se refiriera en Arantzazu, en 1968, a la unificación del euskera como una cuestión de vida o muerte; también lo es que en los últimos años parece haber cambiado la inercia creciente de su presencia en la calle. La VII Medición del Uso de las Lenguas realizada por el Clúster Sociolingüístico en 2016 confirmaba que el porcentaje de vascos que utiliza el euskera en su actividad cotidiana se ha reducido del 13,7% al 12,6% en una década. Y aunque seguramente ese descenso es, al menos en parte, consecuencia de la globalización cultural, mucho más agresiva a través de las nuevas tecnologías extendidas en ese tiempo, no se puede obviar la realidad de que apenas uno de cada cinco euskaldunes tiene una red de relaciones sociales que se desarrolla preferentemente en su idioma. Euskaraldia trata de enfrentar esa carencia y desde hoy hasta el 3 de diciembre pone, persona a persona, 196.000 personas, oídos y voz para que estos sean solo los primeros once días de una cada vez mayor concienciación al respecto, especialmente entre quienes, por edad y educación (el 84% de los jóvenes vascos estudia hoy en euskera) deben asegurar el futuro de nuestra lengua. Euskararen Legea jada bere bigarren paragrafotik dioenez: “Horretaz, bada, euskara gure Erkidegoaren nortasunaren ezaugarri nabarmenena eta objetiboena dela ezagutzen dugu eta, euskara jakinez eta erabiliz, gizakiak erkidegoan bete-betean txertatzeko tresna da”.
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