Circulan ya estos días, por diversos medios de comunicación (prensa, radio televisión, así como en redes sociales) anuncios y campañas publicitarias de una lágrima mas o menos fácil, que nos avisan con tiempo más que suficiente que están ya próximas eso que llamamos o llaman Navidad, y que en muchos casos quizás lo que dice que se celebra -el supuesto natalicio del que llamaron Jesús o el Mesías- sea lo que menos importe que ningún creyente se sienta ofendido). Teniendo en cuenta que dichas celebraciones, tienen un origen pagano -las famosas Saturnales romanas-, el espíritu supuestamente cristiano que deberían presidirlas queda muchas veces desdibujado por una carrera feroz de quien consume más, en cualquier forma que sea (llámense regalos, gastronomía, viajes y esos boletos de la suerte llamada lotería) y la infinidad de correos o mensajes de WhatsApp que buscan, cómo no, nuestra fibra sensible, haciéndonos creer que realmente y solo por estas fechas seremos mejores personas, aunque el resto del año se nos olvide. No negaré que algunos de estos mensajes o felicitaciones llegan a tocar esa lágrima fácil que todos o la inmensa mayoría debemos de tener, y dependiendo de aquella u otra persona que nos lo envíe, sea sin duda de corazón y que tenga sus mejores deseos. Felices navidades o Saturnales. Con lágrimas más o menos fáciles.
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