Hay potencial en las aulas de nuestra universidad publica, según la definido la rectora de la misma, señora Nekane Balluerka, cuando en un reciente articulo nos recordaba el plan estratégico que tiene la institución que ella dirige: Una universidad investigadora, aludiendo precisamente a ese capital humano que aflora en sus aulas, y al que de ninguna manera se le debe dejar escapar para que acabe en alguna universidad foránea (en el mejor de los casos) o en alguna propia, y sean ellas las beneficiadas del talento que hemos formado, incidiendo en los valores que se quiere transmitir: concepto de excelencia, igualdad entre hombres y mujeres, conductas éticas en investigación... Y tratar de cuidar al personal docente e investigador, fomentando las vocaciones científicas, sobre todo en mujeres, o impulsar los emprendimientos. Todo esto es francamente esperanzador, para todas y todos aquellos que siguen ese camino, en lo que tanto acento pone la señora Balluerka. Quienes ya culminaron sus carreras quieren desarrollarlas de una manera digna y con garantías suficientes de que no se verán obligadas u obligados a no poder culminar sus proyectos y sueños porque los recursos económicos son insuficientes, o no llegan de la manera adecuada. Y, por supuesto, para los que quieren emprender ese camino ilusionante, de una vocación científica. Capital humano pues, no parece faltar y en medida de lo posible no les decepcionemos.