¿Invadimos directamente Venezuela? Fue la inocente pregunta de Trump. Un asesor militar le respondió que no sería oportuno, pues aseguró que arruinaría el prestigio acumulado con tanto esfuerzo. Según opinión de algún comentarista sobre la actitud en general de personas con escasas luces que acumulan poder y no saben administrarlo, que suelen reaccionar con violencia cuando no se les da razón y solo se dominan cuando alguien con argumentos elementales les convence. Y no parece que sea una excreción sobrevenida. Es comparable con la de un niño al que se da un lápiz. Con la diferencia de que este orate cada vez que le da la ventolera, hace temblar al mundo, tanto por el nivel de los riesgos que asume como por las malas compañías que frecuenta. Se ha convertido en íntimo de su principal enemigo, el dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, quien amenaza con bombardear los Estados Unidos. Su obra magna es levantar una valla de separación entre Estados Unidos y México para evitar la inmigración, como si fuera posible poner puertas al campo. Y para detener la crisis, aconsejado por algún asesor descerebrado de extrema derecha, decide gravar con aranceles las importaciones de acero y aluminio procedente de China, la Unión Europea y Rusia. No le han debido informar del efecto negativo en los niveles de intercambio del comercio internacional por las medidas de respuesta que le impondrán, provocando una recesión en el comercio mundial. Y lo grave es que su popularidad no cesa de crecer. Veremos su reacción cuando le expliquen la recesión que provocarán en su actividad económica. ¿Se le ocurrirá invadir algún país como explican los manuales tradicionales del sistema?
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