eL presidente de Estados Unidos sigue en su particular batalla contra determinados medios a los que acusa de manipuladores, mentirosos y contrarios a SUS intereses políticos. Entre los analistas de política internacional comienza a crecer la teoría de que Trump obedece en sus ataques permanentes y agresivos a profesionales de la comunicación, a una estrategia clara y definida que de momento le reporta un apoyo de un 30% de la población, que se convierte en el 80% del electorado republicano, que sigue entusiasmado esta pelea mediático-política.

El empresario metido a político sabe que cuando se comunica hay que determinar el público objetivo del acto comunicativo y centrar los mensajes a emitir en este porcentaje poblacional. DT sigue erre que erre en la política de denunciar a los medios contrarios a la Presidencia como creadores de noticias falsas, apoyándose en Twitter para lanzar envenenados y provocadores dardos a determinados profesionales a los que zahiere, ataca e intenta desprestigiar.

Mientras esto ocurre al otro lado del Atlántico, por estos pagos nuestros se va produciendo el cambio de parrillas de cara al verano, más ligeras, baratas y propias de unos meses en los que el tiempo libre se dedica a otros menesteres y la tele no ocupa los casi trescientos minutos de consumo diario fuera del periodo vacacional.

La 1 ofertaba una serie de entretenimiento La pelu que, visto lo visto, hay serias dudas de que pueda funcionar en el prime time. Una comedieta costumbrista con actores de escaso relumbrón por estos pagos que quiere engancharnos con simplonas historias de vida urbana en un formato de escasos treinta minutos. Por el contrario, Atresmedia ofrecía el capítulo final de Allí abajo, en acertada acumulación de personajes y situaciones en una serie que ha encontrado el carril del éxito y volverá con ansias renovadas. Cara y cruz de una oferta desigual.