HAY una bella palabra inventada por los italianos, esos maestros en el arte de crear vocablos sutiles, que es ricattabilità y que en política significa la sujeción al chantaje de una persona con cargo importante pero fragilizada por algún elemento turbio de su pasado susceptible de ser difundido y usado en su contra en el momento oportuno para controlarla o? eliminarla.
La política francesa se ha convertido en un juego de sillas musicales y mientras todos danzan al son de sondeos, debates televisivos y libros publicados, alguien en la sombra da una palmada, surge un nuevo escándalo y uno de los candidatos más sólidos desaparece de la ronda. Fillon está desgraciado por el presunto escándalo de haber dado un trabajo ficticio a su mujer Penélope durante años. Aunque, curiosamente, todo se sabe ahora, a unos días de las elecciones y tras su sorpresiva victoria en las primarias de su partido. Se trata de algo muy serio, aunque más al sur el nepotismo y enchufismo de gente meridianamente incompetente sean moneda tan corriente que lo suyo parece a muchos pecata minuta. Podemos preguntarnos qué habrá hecho u omitido para que se lo saquen ahora.
Juppé tenía complicado presentarse porque le saboteaba Sarkozy, también presenta flecos poco edificantes y al final ha acabado renunciando al Elíseo la pasada semana. Recordemos que estuvo condenado por el mismo problema de empleos ficticios ya que este antiguo primer ministro de Jacques Chirac fue sentenciado en 2004 a 1catorce4 meses de cárcel e inhabilitación para ejercer un cargo público por el caso de los empleos ficticios de la alcaldía de París. El alcalde de Burdeos habría asumido la responsabilidad de ser el candidato, según el deseo de los barones de su partido, “si Fillon hubiese renunciado voluntariamente y el partido le hubiera ofrecido un apoyo unánime”. Pero fueron condiciones inasumibles, dado el ambiente de guerra abierta entre Los Republicanos y teniendo en cuenta que Fillon es el elegido por las bases y maneja los fondos de la campaña. Ello, pese a que algunos sondeos (France 2) daban como claro ganador a Juppé frente a Macron o Le Pen. Quizá tenga algunas otras piedras en su zapato para haberse retirado tan rápido de la carrera?
De haberse presentado Juppé, le hubiera hecho una faena enorme al presidente del Modem, François Bayrou, hasta ayer su amigo y aliado y que le había comprometido su apoyo durante las primarias de la derecha. Sin embargo, tras ser derrotado Juppé en estas, Bayrou ya había anunciado que pasaba a apoyar a Macron, quien llegó a dispararse en los sondeos porque el popular centrista le declaró lealtad. Por tanto, si Juppé se hubiese convertido ahora en candidato, Bayrou habría tenido una difícil elección ante sí. Por otro lado, en este vals tragicómico de los candidatos, el que resiste gana; y el propio Bayrou, de haber sabido que a Fillon le iban a sacar tales trapos sucios, se hubiera podido presentar como en ocasiones anteriores, esta vez como candidato de compromiso en lugar de Macron? y hacer ganar por fin las presidenciales al verdadero centro izquierda europeísta francés.
Volviendo a Fillon, otros sondeos señalan que su retirada -que hasta la manifestación de apoyo que tuvo el pasado domingo 5 parecía ineludible- llevaría a parte de sus votantes, todos aquellos que derivan del movimiento católico tradicional Manif pour tous, una especie de versión francesa de Hazte Oír, hacia el Frente Nacional. Aun hoy, muchos insisten en que tendrá que renunciar si no quiere llevar a su partido a un resultado bochornoso (19% dicen los sondeos). Sin embargo, tras la espantada de Juppé, se ha descubierto que no hay plan B y Fillon también se ha asegurado el respaldo “unánime” de la cúpula de su partido. Ha quedado, pese a su previsible y superacelerada imputación, mucho más cerca de ser el aspirante de la derecha en los comicios del 23 de abril y el 7 de mayo, cuyo plazo de presentación de candidaturas se cierra ya.
Como resultado, parece que por primera vez en la historia de la V República no habría candidato de las familias gaullista y socialista en la segunda vuelta, ya que el socialista Hamon no tiene buenas perspectivas (14%). Ambos partidos están inmersos en guerras fratricidas y, por ejemplo, se dice que el presidente Hollande, quien con su mala gestión está fuera de combate pero tiene acceso a mucha información, habría destapado el affaire Fillon para favorecer sibilinamente a Macron. En fin, un lío. Se suele decir que en política hay amigos, enemigos y gente del propio partido?
Por su parte, Sarkozy está a punto de ser imputado, y por lo tanto está descartado, aunque controla su partido y anunció que se reuniría con los suyos para “evaluar” la situación. Hasta ahora ha apoyado a su ex primer ministro Fillon frente a su gran rival Juppé y la crisis le ha reforzado cuando parecía ya cadáver. Los otros posibles candidatos republicanos, Laurent Waquiez o François Baroin, son jóvenes lobos de la derecha menos conocidos y no parece que podrían dar una sorpresa a lo Macron, pero? ¿quién sabe?
En cuanto a los candidatos que presumiblemente quedarán en liza, si no se produce algún otro escándalo destapado por alguien o no, están el socioliberal Macron y la ultranacionalista Le Pen. Aquel, es un mediático joven político que luce una bella historia de amor con su esposa, 17 años mayor que él. También le investiga la Fiscalía, en su caso por el pago de un viaje a Las Vegas, y podría tener asimismo algún tipo de esqueleto en el armario por un affaire de moeurs... aunque en Francia los asuntos de costumbres y moral privadas son opacos e intrascendentes políticamente desde Giscard-Mitterrand, lo mismo que en España desde González. Le Pen tiene tocada a la jefa de campaña y soporta acusaciones de amiguismo, pero al no haber tenido cargos importantes de momento parece algo menos atacable. Curiosamente, la prensa no acomete contra ella tanto como hizo contra su padre y parece haber un cierto silencio en torno a sus posibles escándalos. ¿Qué le podrán sacar? Hace unos días, los sondeos daban el pase a la segunda vuelta a Macron con el apoyo de Bayrou, que le aportó seis puntos hasta llegar a un 25%. Claro que de ahí a pensar, como hacen sus novísimos y entusiastas fans, que ganará en primera vuelta a Le Pen (hoy con 27%) hay un trecho. No tiene partido ni cuadros, que aportarán el Modem y otras formaciones de centro, posiblemente UDI, con algún descolgado de la izquierda (podría llevar al Modem a obtener unas decenas de diputados en las próximas legislativas). Pero dado que cuando solo queden dos en la danza se producirá una nueva unión sacrée contra Le Pen, lo más factible parece una victoria de Macron en segunda vuelta (le auguran un 58%).
Sin embargo, antes todo puede de nuevo verse trastocado por algún escándalo o evento inesperado -¿o no tanto?- como un atentado que podría dar otro vuelco a las cosas y beneficiaría a los más securitarios Le Pen o Fillon. O por el efecto Trump, que evidentemente beneficia de momento a Le Pen. O por la presentación súbita de algún candidato sorpresa, tan buscado ahora por los próceres conservadores. En fin, hay una gran confusión transpirenaica y a río revuelto puede que alguien haga una buena pesca. Nadie ni nada puede ser ya excluido a priori y al igual que las encuestas se equivocaron respecto al Brexit y a Trump, muchos tienen barruntos de que también podrían hacerlo con Marine Le Pen. Su victoria sí que sería una verdadera campanada? aunque de trágico toque de difuntos para la Europa que este mes celebra el sexagésimo cumpleaños del Tratado de Roma y de todo lo bueno que este trajo.
En todo caso y pase lo que pase, ¿no es curiosa la inusitada celeridad de la justicia con el conservador Fillon ya que el caso lo destapó Le Canard Enchainé tan solo el 25 de enero? Obviamente, muchos conspiranoicos piensan que los cargos sujetos a esa ricattabilità, dóciles a quienes controlan las informaciones que les son comprometedoras, pueden ser muy útiles. ¿Quieres triunfar? Tienes que tener algo sórdido detrás, ergo estaremos seguros de que obedeces o? desapareces de escena.
A diferencia de España, donde los líderes tipo Rajoy son incombustibles, en Francia los políticos son mucho más frágiles a los escándalos, aunque no tanto como en los países nórdicos y anglosajones. Sabemos desde Lord Acton que el poder corrompe y el poder absoluto lo hace absolutamente. Sin embargo, la verdadera lección de la actual volatilidad francesa, la que nos debe hacer recapacitar seriamente, es cómo encontrar la fórmula para una selección transparente de los futuros líderes que aún no han tocado poder real en los grandes partidos de los principales estados, sean conservadores, centristas, populistas o progresistas. Para que el ciudadano pueda estar seguro de elegir después gobernantes no atrapados ni atrapables en ninguna red o casta, libres de esta terrible aunque humana pandemia de la ricattabilità.