El Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, conocido como informe PISA (por sus siglas en inglés), lo dice muy claro. Euskadi, una de las comunidades autónomas con mayor inversión en Educación, ha caído en barrena, al descender por debajo de la media española y situarse entre los territorios con peores resultados. El retroceso en las tres materias analizadas -comprensión lectora, competencia científica y Matemáticas- es un bofetón en la cara, por decirlo educadamente, de los ideólogos de la política educativa vasca. En el extremo opuesto, Navarra con medalla de oro en Matemáticas y bronce en Ciencias y en Lectura. La primera reacción, consecuencia quizás del susto, es echar balones fuera: los ejercicios se han hecho por ordenador. Sin embargo, en una tierra en la que el uso de las nuevas tecnologías se está imponiendo en los centros de enseñanza, esta explicación no convence, pues parece lógico pensar que los alumnos sean capaces de examinarse con las herramientas que a diario manejan. Así que, superado el ardor de la mejilla, se exige una reflexión profunda y valiente que derive en una observación objetiva de lo que ha podido suceder en estos tres últimos años. Y en el mientras, la comparación y la experiencia pueden ser una lupa útil para el ciudadano de a pie. Por lo tanto, dejando el arduo análisis de las causas y la búsqueda de soluciones en manos expertas, cabe preguntarse si, precisamente, la entusiasta apuesta por la introducción en nuestras aulas de las TIC, y más concretamente de las tabletas, no será una variable a tener en cuenta en esta compleja ecuación que maneja dos conceptos básicos: método y herramienta. Quizás, convenga recordar que el primero alude al modo de hacer algo mientras que el segundo es el instrumento empleado para lograrlo. No nos confundamos.