Un alto ejecutivo de un gran banco explicaba en una entrevista que el negocio de la banca es complejo, que ganar dinero es un milagro y que los gobiernos tienen que aportar soluciones si se quiere que el sistema financiero no colapse. Hace mención a que los bajos tipos imposibilitan cumplir con los objetivos sociales que tiene encomendados. Sin embargo, han recibido fondos públicos sin límite a costa de reducir los compromisos sociales para evitar la insolvencia.. Compensan los tipos de interés bajos con una política desenfrenada de comisiones. Cobran por disponer de fondos en los cajeros automáticos sin autorización del gobierno. Han ideado otro modo de incrementar sus resultados pagando tipos de interés negativos por los depósitos de los clientes. Argumentan que el BCE les cobra por los fondos que tienen depositados en el mismo, aunque el objetivo es evitar que permanezcan ociosos en lugar de prestarlos para activar la economía. Con esta nueva vuelta de tuerca la banca aspira a recuperar las rentabilidades previas a la crisis. No reconocen que esta se origina por una deficiente gestión y corrupción con la que han operado, con la complicidad de las autoridades financieras. Parece que les es indiferente la imagen de rechazo por cobrar a sus clientes por los depósitos. No es imaginable una reacción de rechazo y retiren el dinero de sus cuentas para ponerlo “debajo del colchón”, como antaño o que se vuelva al manejo de efectivo para pagar recibos, cobrar nóminas, realizar operaciones de inversión o enviar fondos con destinos geográficos lejanos. Su ambición ha pervertido la esencia de la función social de la banca y la han transformado en abuso impune. Es hora de plantear la nacionalización del sistema bancario dado que es un sector estratégico en manos de gestores incompetentes y sin escrúpulos, que han demostrado, en contra de la opinión infundada de la eficacia del sector privado, que la gestión pública evitaría caer en las profundas crisis que ponen a la economía al borde de la quiebra si no son rescatados con fondos públicos. No sería una medida excepcional, toda vez que el Estado ya posee mayoría de capital en muchos de ellos para salvarles de la quiebra y en muchos países la banca está nacionalizada.