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Chochetes

Veo en la televisión uno de esos programas de super éxito, esos tan de moda ultimamente que se dedican a unir soledades y a organizar citas. Pasan por ahí todo tipo de hombres y de mujeres, desde quienes solo pretenden “conocer gente” hasta los y las que buscan un amor para toda la vida.

Me sorprenden muchas de las cosas que allí se escuchan y algunas, incluso, duelen. Llama la atención que alguien, al conocer a una mujer lo primero que le diga sea “qué pasa, chochete”. Y me deja ojiplática que ella ni se inmute. Es más, sonríe y besa a quien de pronto le ha convertido en un órgano genital de forma grosera.

Pero parece que esto es algo común en según que ámbitos y tipo de persona. Y que la Justicia no lo encuentra degradante.

En Murcia, la Audiencia Provincial ha confirmado la absolución de un jefe de departamento de unos grandes almacenes acusado de dos delitos de acoso sexual por llamar “chochitos” a las dependientas. La sentencia si considera que faltó al respeto y fue desconsiderado con las querellantes, pero que no puede considerarse acoso. Por suerte, sus jefes si lo vieron sancionable y lo suspendieron de empleo y sueldo 21 días por su “conducta improcedente en un jefe de departamento”.

Si hay una forma, a veces sutil, de agredir es la que se hace mediante el lenguaje. Te pueden ignorar solo con no citarte, pueden convertirte en invisible o, como en el caso de Murcia, convertirte en cosa. Dejas de ser María, Susana o Idoia. Pasas a ser un “chochete”. Un asco, vamos.