En demasiadas ocasiones nos inclinamos a exigir responsabilidades a quienes se encuentran al frente de las instituciones, dejando en un segundo término a quienes son oposición, cuando esta tiene tanta relevancia e incluso más como quienes gobiernan. Es la oposición la que debe fiscalizar todo lo que el gobierno proyecta para evitar que se cometan errores de gran calado. Pero también la oposición debe tener en cuenta que ser críticos debe llevar implícito una serie de pautas para evitar caer en el ridículo. En este sentido me gustaría señalar al PP en el Parlamento Vasco. El grupo popular, en su trabajo de oposición, ha criticado al señor Urkullu. El motivo de su denuncia ha sido que varios de sus asesores tienen una nómina más elevada que la del presidente del Gobierno, señor Rajoy. Es muy bueno recordar que hay que predicar con el ejemplo y el PP no lo está llevando a cabo en esta cuestión. Es importante señalar que el señor Maroto nombró a varios asesores, entre ellos el señor Laza y el señor Orive con unos sueldos de 110.000 euros anuales. Es decir unos 40.000 euros más que el salario del señor Rajoy. Como se puede comprobar la oposición ha de ser un poco más rigurosa. Debe estudiar el papel a desempeñar para evitar estos errores. Debe ser consciente que errar en ocasiones puede significar ir perdiendo progresivamente apoyos entre la ciudadanía. Además de correr el riesgo de ser un partido de representación testimonial con tendencia a desaparecer en la Cámara Vasca.