En el mundo de la política hay cosas que resultan muy complicadas de entender a ojos del ciudadano de a pie. Voy a hacer referencia a dos casos que se han dado en la tan admirada por nosotros los vascos nación de Escocia, por un lado, y en la isla de Mallorca, por otro. En lo que al primero de los casos respecta, en Glasgow Este, barrio obrero y posindustrial, se ha pasado del laborismo heredado de padres a hijos a ser uno de los fortines del nacionalismo escocés del SNP. Fueron dos escoceses como Tony Blair y Gordon Brown los que desde el número 10 de Downing Street poco o nada hicieron por sus convecinos de Glasgow Este (donde la esperanza de vida es de 57 años) y la mejora de su bienestar. Por ello, el votante laborista de la segunda ciudad de Escocia se ha pasado al SNP (en masa, además). En lo que respecta a Mallorca, se ha dado un caso muy curioso: Cristófol Soler, que fuera dirigente del PP y presidente del Parlament balear (1991-95) y presidente del Gobierno balear (1995-96) y que abandonó el PP hace siete meses, en septiembre de 2014, ha acusado al actual presidente autonómico balear (del PP), José Ramón Bauzá, de “españolizar Mallorca, al llevar a cabo un enfrentamiento encarnizado hacia nuestra lengua y nuestra cultura”. De tal guisa que el bueno de Soler ahora es presidente de la ASM (Assemblea Sobiranista de Mallorca), un colectivo promovido desde ERC. Vistos y analizados estos dos casos, el escocés y el balear, cabe reflexionar y preguntarse, vista la recentralización y reespañolización que se pretende dar respecto a Euskadi Sur desde Madrid, lo siguiente: ¿Veremos en nuestras provincias la conversión, individual o en masa, de dirigentes del PP al nacionalismo vasco o de grandes poblaciones de heredado voto socialista a voto nacionalista? Yo creo que es más fácil lo segundo que lo primero, porque en Euskadi Sur no se atisba Soler alguno entre la clase popular, en tanto en cuanto sí se ve una evolución en otrora plazas fuertes del nacionalismo español como Gasteiz u otras poblaciones de más de 20.000 habitantes hacia el nacionalismo vasco. El 24 de mayo despejará muchas incógnitas.
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