A las 0.20 horas del día 25 de abril de 1974, en el programa Límite de Radio Renascenca, se emitió la preciosa canción Grandola Vila Morena, de José Afonso, canción prohibida por el régimen de Portugal, como señal para dar comienzo el movimiento revolucionario que derribaría a la dictadura de Oliveira Salazar. Las fuerzas del ejército portugués serían las encargadas de conseguir la libertad con el apoyo del pueblo que la cobijó y con la colocación de claveles rojos en las bocas de los cañones de los tanques y de los fusiles de los soldados.

Pero un escalofrío de gran inquietud corrió por las espaldas de aquella confortable Europa que en cuarenta años solo se había ocupado de lo suyo, dejando a España y a Portugal aherrojados por sus dictaduras. El debate social era muy intenso y el comunismo asomó sus puntiagudas orejas de tal forma que decidieron hacer algo en tiempos de un Franco moribundo. Y organizaron unos cursos de formación en Berlín, muy cerca del muro, para que palpáramos lo que era el terrible régimen totalitario de aquella falsa izquierda igualitaria.

Y allí fuimos, junto a democristianos españoles y catalanes, una serie de pipiolos y no tan pipiolos del PNV como Joseba Goikoetxea, Gorka Aguirre, Kepa Sodupe, Barandiaran, Txurruka, Sota, Pello Irujo, Ruiz Olabuenaga, Joseba Azkarraga, Jokin Insausti y algunos más, con Mikel Isasi de senior, en octubre de 1975. Aquellos cursos se completaron, dos veces más, en una casona que tenía la Fundación Konrad Adenauer en las afueras de Colonia en 1976.

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