Señor director gerente del Hospital Universitario de Cruces: Como usted bien sabe, el papel lo soporta todo, pero la realidad es más cruda. El mismo día que usted publicaba en un medio de comunicación su compromiso con las personas por mantener todos y cada uno de los servicios, como aclaración a otra carta, a mi suegra, con fractura de la cotilo de la cadera derecha (pelvis) y fractura de muñeca, le mandaron para casa. Le cuento, el martes 7 de octubre,le dicen que le operarán el siguiente martes, 14 de octubre, para quitarle el tornillo Hamilton que tiene en la cadera, pero que si en esos días encuentran un hueco la operan y que el miércoles 8le quitarían el yeso del brazo. Ni lo uno, ni lo otro. Le mandan para casa el miércoles 8, necesitan camas y como era la más veterana, ya sabe, le había cogido gusto a estar encamada desde el 28 de agosto sin moverse de su postura inicial. Llega la ambulancia para el traslado a casa y sorpresa, un conductor en la ambulancia, a esperar quince minutos a que venga otra ambulancia con otro conductor, se molesta, porque como estamos rellenando la hoja de reclamaciones, tardamos más. Me gustaría verle, delante de su familiar, como dos conductores de ambulancia pasan a la enferma de la camilla a una silla de ruedas y de la silla a la cama con constantes gritos de dolor, porque, le recuerdo, que no puede moverse, ya que tiene el tornillo Hamilton en su cadera. Y el martes 14 la misma operación pero a la inversa. Por cierto, la precipitación de mandarla para casa, supone, según informe clínico de cuidados de enfermería que dice: “Autonomía eliminación: ayuda material y de otra persona, Autonomía comer: Ayuda de otra persona, Autonomía aseo; Ayuda de otra persona, Autonomía moverse: ayuda material y de otra persona”. Y todo eso lo teníamos previsto para después de la operación. Gracias por preocuparse por las personas.
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