¡Qué mala suerte tienes! En esta ocasión, un accidente te ha impedido ganar este Tour. Lo más triste de tu retirada es que le ha quitado emoción a esta terrible carrera, y sobre todo interés para los que, como yo, hemos seguido tu trayectoriadesde tus prometedores inicios, que ha sido considerada por numerosos compañeros tuyos, que te catalogan como uno de los mejores corredores de todos los tiempos. Antes fue la injusticia de los hombres que manejan esta durísima prueba que es el Tour, que no tiene parangón en dureza, sacrificio y riesgo, con ningún otro deporte, y que una vez culminados tus éxitos, tuvieron la desvergüenza de arrebatártelos. A pesar de ello, tu seguiste en tu empeño de demostrar lo que eres. El lunes mismo, con varias fracturas después de la terrible caída, intentaste continuar y lo hiciste durante veinte kilómetros, a pesar de la recomendación de tu médico, que te aconsejaba que lo dejaras. Sin menospreciar a los demás corredores, algunos como tú sentáis cátedra, que hace que los aficionados estemos pendientes de vuestra actuación y cuando una desgracia os ocurre, todos los medios de información, ponen especial énfasis al informarnos. Me viene a la memoria, aquel legendario corredor que fuera Marco Pantani, que debido al acoso a que fue sometido, terminó trágicamente sus días. Te deseamos lo mejor. Que te repongas cuanto antes, para verte otra vez aumentando ese palmarés que atesoras, que hará que tu nombre quede grabado con letras de oro en las páginas de este deporte, a cuyos organizadores, yo les exigiría recorrer en bicicleta los trazados que os preparan a vosotros, que hace que se os llame, los esforzados de la ruta al escalar esos terribles puertos de montaña, que luego tenéis que descender ¡a tumba abierta!