cREO que cualquier momento es bueno para hablar de pactos entre distintos grupos políticos y ciudadanos buscando una alternativa de mínimos cara al futuro. Hoy lo podemos hacer recordando el Pacto de San Sebastián. Pacto acaecido en agosto de 1930 en el que participaron distintos grupos republicanos, siendo el embrión de distintas uniones que posteriormente dieron paso a la II República.

Momentos difíciles esos comienzos de los años 30 a nivel europeo y mundial. Se sufrían las consecuencias del crack del 29, Italia estaba gobernada por el fascismo, en Alemania el movimiento nazi tomaba cada vez más fuerza. En España la monarquía borbónica hacia aguas por todas partes. En esta encrucijada histórica surge el Pacto de San Sebastián como una alternativa de futuro que se hizo presente en la primavera de 31 con la proclamación de la II República. Debemos recordar ese momento histórico de hace 83 años no como hijos del pasado sino como padres de nuestro futuro. El Pacto de San Sebastián es historia y el futuro debemos escribirlo los ciudadanos en base a nuestras actuaciones en el presente, esa es nuestra responsabilidad.

Se suele decir que "la historia se repite", creo que esta frase es cierta en parte si somos capaces de analizar las distintas situaciones históricas pero cada una en su época. Si en los años 30 el fascismo y el nazismo actuaban secuestrando la democracia como ocurrió en Italia, Alemania (ganó las elecciones pero desapareció la democracia) y España con métodos militares y dictatoriales, hoy en día aparece un seudo secuestro de los parlamentos democráticos (como ocurrió en Italia y Grecia) en base a políticas diseñadas por los mercados intentando cercenar la capacidad legislativa de los parlamentos dejándoles actuar como un mero teatro y no como órgano de la voluntad ciudadana.

La actuación de este fascismo económico, con una puesta en escena lógicamente distinta al fascismo de los años 30 pero con un peligro social gravísimo, debemos hacerle frente como ciudadanos uniendo esfuerzos y creando una alternativa política a este despropósito. En los años 20 la monarquía borbónica se había ganado a pulso su impopularidad debido a la guerra de Marruecos, apoyo y mantenimiento de la dictadura de Primo de Rivera, corrupción a distintas escalas, fusilamiento en diciembre del 30 de los capitanes republicanos Galán y García Hernández... Todo esto había dejado un poso negativo para ella y, como consecuencia, la capacidad de generar una alternativa a esa monarquía, esa alternativa comienza con el Pacto de San Sebastián que posteriormente se plasmó con un frente republicano socialista en las elecciones municipales de abril del 31 y como consecuencia de su resultado la salida de la monarquía y la proclamación de la II República.

Hoy en día el desprestigio de la monarquía es patente tanto por lo que representa como por las acciones de las que son protagonistas la familia Borbón y allegados. Un sistema caduco, nada democrático e impuesto por un general golpista, no puede tener el beneplácito de ciudadanos demócratas. Por ello este sistema caduco y referente del pasado debe darnos pie a los ciudadanos, agrupaciones sociales, partidos políticos para generar una alternativa de gobierno basándonos en un sistema en el cual el ciudadano sea el eje central de la acción política, este sistema no es otro que el republicano. Una república federal con derecho de autodeterminación como herramienta democrática para ser utilizada por los pueblos para decidir su futuro.

La situación económica y social para una gran parte de la ciudadanía es alarmante. Los ataques a los servicios públicos relativos a sanidad, educación, dependencia... son de tal calado que en pocos años pueden dejarnos en un auténtico páramo social. Por lo tanto, debemos buscar un encaje de las fuerzas republicanas de izquierda con distintas sensibilidades identitarias para generar un nuevo pacto. Un pacto en el cual el Parlamento sea la voz de los ciudadanos y el Gobierno acate y cumpla las normas y leyes propuestas por él. Un pacto en el que la sanidad, la educación, la cultura y la dependencia sean piedras angulares de las políticas sociales a realizar. Un pacto en el que el ciudadano sea el eje central de la política tanto para elegir a todos sus representantes como para poder ser elegido. Este pacto sería la base para realizar una política encaminada a buscar la justicia social y el progreso de la ciudadanía navarra.