Hay quien afirma que no se debe dar marcha atrás ni para coger impulso, pero la perspectiva y el recuerdo de tiempos pasados es una buena medicina, especialmente cuando los tiempos presentes no son buenos para vivir ni serán gratificantes para recordar. Y ¿a qué viene todo esto? Pues que quien esto firma se ha repasado detenidamente las más de doce mil portadas de DEIA desde sus inicios -en junio del setenta y siete- hasta hoy mismo para realizar la serie de treinta y cinco portadas históricas que han aparecido en este periódico durante los últimos sábados y domingos y quería compartir con ustedes la sensación de este repaso a nuestra historia reciente como recuerdo de cómo hemos vivido estos años y, en especial, como medicina ante la actual situación en el sentido de que ya hemos pasado tiempos peores lo que puede que no sirva de consuelo pero sí nos reafirma en la capacidad regenerativa de este pueblo. Por cierto, las treinta y cinco portadas estarán expuestas al público en el atrium de la Alhóndiga durante una semana a partir del próximo jueves.
La primera conclusión del repaso de las más de doce mil portadas de DEIA es la cantidad de litros de sangre que se desprendía de muchas de ellas. Quizás hay gente que se ha olvidado y jóvenes que no lo hayan conocido pero -en los ochenta- había meses en que se contabilizaban por docenas los muertos en atentado terrorista y lo peor de todo es que el lector se acostumbraba a aquel balance de muerte y terror a fuerza de vivirlo y leerlo todos los días. Pues bien, ahora las únicas bombas y los únicos muertos de los que informa DEIA suelen ser en otros continentes y ya nadie mata ni nadie muere en Euskadi. Y todavía vivimos en el encanto de esta nueva paz porque aún no han pasado trece meses desde que ETA anunciara su adiós definitivo a las armas. Habrá desahucios, paro, emigración laboral de los jóvenes pero contamos con algo que muchos pensaron que no llegarían a conocer que es la paz, elemento indispensable para cualquier actividad inversora.
Y la segunda conclusión de este repaso a la historia reciente de Euskadi a través de las portadas de DEIA es que ya hemos pasado tiempos peores en los que se tuvo que cambiar el modelo de producción de este país de la noche a la mañana, con un paro superior al actual, con una conflictividad laboral mucho más salvaje que la de ahora y con una negrura en el horizonte que no envidiaba para nada a la que padecemos en estos momentos. Que se lo pregunten al lehendakari Ardanza que tuvo que torear en esos años. Y, al final, asomamos la cabeza, la sacamos del profundo agujero negro donde estábamos y vimos cómo se abría el cielo azul sobre nuestras cabezas. Que aquella crisis era más local, era más nuestra y menos del resto del continente, pues es verdad, que la de ahora es una crisis más global, pues también es verdad porque ninguna crisis es igual a las anteriores. Pero -con la obligación y la devoción de ser optimistas en estos momentos- debemos mirar hacia atrás para coger impulso y para recrearnos en lo mal que estábamos y en lo bien que salimos de aquéllas crisis anteriores. Desde el punto de vista político, social, económico, laboral y de convivencia ha habido tiempos mucho peores que los actuales y se lo cuenta quien se ha visto las más de doce mil portadas de DEIA desde junio del setenta y siete. Quizás tardemos en salir pero saldremos?