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Complicado otoño

Se equivocan aquellos que creen que el dinero ha desaparecido en España, cuando la única verdad es que solamente ha cambiado de bolsillo, yendo a parar en muchos casos, a los de los directivos de las más de 4.000 empresas fantasma, donde los políticos tienen colocados a los suyos: familiares, amiguetes, compromisos, etc. , y es precisamente esta pléyade de afortunados disfrutadores, con excelentes sueldos y gratificaciones, los que acuden a ciertos bancos para suscribir depósitos blindados, de total disponibilidad y sin que les preocupe en exceso el tipo de interés que les aplique a esta peculiar forma de ahorrar.

Partidos políticos y centrales sindicales mayoritarios, sin la menor duda, constituyen las mejores agencias de colocación del país. Conviene recordar que solo un 2,5% logra empleo a través del Inem, ridículo porcentaje en relación con la estructura y dotación de este servicio. Sus patrocinados no sufren ERE ni las empresas padecen el asedio de los mercados, dado que se nutren con los impuestos confiscatorios aplicados por el Estado. Con lo cual, los contribuyentes no solo pagan los sueldos de los funcionarios requeridos en toda administración estatal, sino también los de los colocados en los miles de innecesarias empresas públicas.

El panorama que se nos presenta para el otoño no puede ser más lamentable. A nuestros desacreditados sindicatos, que ya comienzan a sufrir ciertos agobios económicos en su propio seno, solo les inquieta el organizar todo tipo de manifestaciones y huelgas si lo consideran oportuno, manipulando con trasnochada demagogia a trabajadores, liberados y parados que les preocupan más bien poco, pero sí necesarios para seguir manteniendo el negocio en el que se han convertido.