Hace unos días sentí tristeza al escuchar las declaraciones de un alto dirigente político y un servidor público pagado con nuestros dineros. Decía con altivez y arrogancia en una cadena de televisión pública, en horario de máxima audiencia, que los presos políticos le "importaban un bledo". En este caso se trataba del lenguaraz señor Basagoiti que, como un adelanto a la próxima campaña electoral y a lo que llama blindaje de su español-nacionalismo, muy a menudo nos sorprende con este tipo de revelaciones.
Esas afirmaciones, aparte de la opinión que pueda tener cada uno, me parecen una total falta de respeto y consideración contra los presos y sus familias y, sobre todo, viniendo de un político que pretende representar a una parte de los vascos, con los que yo por fortuna no me siento nada identificado.
Yo preguntaría: ¿Qué hubiera pasado si estas mismas manifestaciones las hubiera hecho un político serio del entorno nacionalista, refiriéndose a algunos de los pocos guardias civiles, policías o políticos en ejercicio que como un mal servicio a la patria cometieron tropelías y asesinatos y que como tal fueron condenados y de los cuales ninguno cumplió el mínimo de condena? Creo con seguridad que la casi totalidad de las fuerzas mediáticas y esos sindicatos raros que tenemos se hubieran hecho eco del exabrupto y hubieran puesto en marcha todo el mecanismo judicial protector, con las querellas correspondientes y la consiguiente detención y condena del vocero.
Si después de tanto de sufrimiento y hoy que estamos viendo luz en este complicado y largo proceso por lograr la paz y ahora que de nuevo podemos elegir los políticos que nos representen en el Parlamento de Gasteiz, optamos por personajes tan generosos y con esa escasa amplitud de miras. Estoy seguro de que seguiremos en las tinieblas por muchos años, lo cual no espero.