Se nos ha hecho creer, de una manera machacona, que esta crisis es financiera, y que el neocapitalismo, en el sentido más económico del término, es el culpable de esta situación. Siendo todo ello verdad, hay que abundar mucho más en las raíces de esta crisis y definirla como el momento histórico en el que se conjugan varias crisis a la vez: económica, ecológica, energética y alimentaria.

Se acaba el petróleo, símbolo energético de una época, el cambio climático en el planeta es brutal y el hambre y la desnutrición habitan en todos los continentes.

Esto es algo más que una crisis financiera. Es la crisis terminal de una sociedad víctima del cáncer consumista.

Dicen que de una situación así nacen oportunidades para innovar, renovar o renacer.

Pues bien, si la humanidad despierta y reacciona tendrá la oportunidad de dejar atrás al ser humano consumista y depredador dominado por la razón individualista, y dar paso a una nueva civilización en la que el ser humano abone sus emociones y sentimientos en una vinculación cosmológica con el universo. En definitiva, ser parte consciente de y en la naturaleza.

Algunas personas pensarán que es un retroceso, pero a estas alturas yo creo que es el único camino que le queda a la humanidad, para dar paso a una nueva civilización.