Síguenos en redes sociales:

Gloria y miseria

Parece que se va suavizando el eco de la reciente hazaña futbolística de la selección española. El reinado absoluto del fútbol español, en el reciente torneo europeo, ha proporcionado momentos de gloria y alegres olvidos a mucha buena gente. Fantástico si sirve, siquiera a algunos, para aguantar con firmeza el nada sencillo día a día que nos está tocando vivir a todos. ¿Por qué será la gloria tan efímera y tan perdurable la miseria? Porque miseria es el enorme endeudamiento de los clubes por sus desorbitados fichajes. Y también que los europeos, rendidos ante nuestro arte balompédico, se harten de hacer chistes sobre lo sobrados de chorizos que andan los españoles. ¿Será por envidia o por algo mas?

En realidad la crisis va adquiriendo tonalidades muy oscuras y se hace mucho más dura al constatar que está muy mal repartida. Aquí lo vemos y padecemos en vivo y en directo. Pero es que desde el mundo mundial no dan crédito a lo que oyen y leen. Se quedan atónitos cuando se les dice, con todas las letras, que el fraude ha pululado a sus anchas por la piel de toro. Que no hay comunidad autónoma, ni partido político, que se haya librado de escándalos de corrupción y apropiación indebida de bienes que pertenecen a la sociedad. Estando como estamos en manos de políticos y jueces, lo terriblemente indignante y cruel es la insolidaridad del chorizo de alto nivel y la facilidad con la que escurre el bulto. Cuando los esfuerzos pedidos a la ciudadanía parecen no tener límite, los ladrones de guante blanco siempre acaban cargándose de razones para no devolver nunca el dinero robado. ¡Y encima pretenden seguir quedando como señores!

Una consideración final. Los sacrificios exigidos a las clases media y baja no podrán ser aceptados, de buena gana, si no se explican con franqueza y máxima claridad los problemas en los que nos hemos o nos han metido. Si se quieren evitar estallidos dramáticos, además de aclarar lo mejor posible lo que sucede, debería explicitarse con detalle cómo salir de tan asfixiante atolladero, a medio y largo plazo. Sin estas armas, será muy difícil plantar cara a una cadena tan infernal como la que empieza por la austeridad, nos lleva a un estancamiento de la actividad económica y se muestra incapaz de frenar la agónica subida del desempleo. A todos nos toca arrimar el hombro para evitar el desastre total. Ahora bien, si los amasadores de grandes fortunas, en lugar de dar ejemplo, siguen mirándose al ombligo, no se rascan el bolsillo y no cooperan en la búsqueda de soluciones, mal negocio.