Hace pocos días hemos sabido por los periódicos que a una mujer presa que ya lleva muchos años en la cárcel y que iba a salir el próximo 9 de junio, le han agravado la pena en otros 10 años, lo que lleva su salida de la cárcel al 9 de junio 2022. Es difícil imaginar crueldad mayor que añadir otros 10 años de encarcelamiento, a una persona que ya está viviendo la ilusión de una libertad inmediata que la misma justicia le ha reconocido y es un agravamiento solo comprensible visto a través del odio, la venganza ¿o la provocación?
Y esto sucede en el país donde los señores Barrionuevo, Vera y el general Rodríguez Galindo, están tranquilamente paseando por la calle y en el que se archivan y no se investigan las denuncias por torturas practicadas por las llamadas fuerzas de seguridad. En el que se archiva sin investigarla, la denuncia de aprovechamiento de dinero público contra el señor Dívar, la más alta autoridad de la llamada justicia y más obligado que nadie a practicarla. En el que también se archivan y no se investigan o se tapan judicialmente, todas las denuncias que se refieran a los pestilentes pozos de corrupción en los que aparecen implicados cargos públicos o parientes de cargos públicos del PP o del PSOE. En el que el increíble caso Bankia, está llevando al Estado al mayor descrédito internacional y nos están arrastrando a todos a la ruina económica y en el que nadie va a tener que responder de la descomunal estafa que se va a tapar con dinero público.
Hace muchos años Don Pedro Pacheco alcalde de Jerez de la Frontera dijo que la justicia en España era un cachondeo. Ojalá solo fuera un cachondeo. Es mucho más grave, la justicia en España es una blasfemia.