Mi aita, Victoriano, cumple 91 años
Ante todo, aita, feliz 91 cumpleaños. Estos años han sido especialmente duros para ti, perdiste al único amigo que te quedaba de tu cuadrilla de la peña Irrintzi, a Baldomero Barón. No te preocupes, él ya está nadando en los mares del cielo, y se llevó el mejor regalo de ti, tu sincera amistad. Porque si algo he aprendido de ti es el valor y significado que tiene esta palabra. Tú has sido siempre amigo de tus amigos y jamás has abandonado a ninguno. Creo que por eso las personas que te conocen te quieren tanto, porque en este mundo es difícil encontrar personas tan nobles como tú.
Aita, quiero que sepas que eres muy importante y valioso como persona en mi vida. Es una inmensa alegría poderte dar las gracias de corazón por todos los valores humanos que he aprendido de ti. Cuando en el transcurso de la vida se alcanza una meta, se siente la satisfacción del logro por el trabajo y esfuerzo que se ha tenido. Cuando esto supone una lucha tenaz, continua, sin un momento de descanso, la satisfacción es doblemente mayor. Tú, mi querido padre, puedes estar satisfecho de lo que has sembrado a lo largo de tus 91 años. Has sido un ejemplo de padre coraje, humano, sencillo, bondadoso y trabajador.
(...) Has demostrado que eres luchador, valiente, no te has hundido jamás ante las dificultades. Eres un gran hombre y una excelente persona, con unos valores humanos de los que me siento muy orgullosa.
Querido aita, te doy las gracias por tu nobleza y sencillez, por enseñarme el valor de la amistad y de la sinceridad. Siempre me has demostrado lo que significa el amor incondicional de un padre a una hija, dándome tu apoyo en momentos difíciles. Este es mi regalo para ti en tu 91 cumpleaños, un homenaje a un hombre que ha vivido cada momento con plenitud y honradez. (...)
A Victoriano Etxarri, amigo de tus amigos, buen marido, excelente padre y abuelo, un abrazo de cariño de mi parte y de toda tu familia.
Te quiero muchísimo, padre.