EL PSOE se ha aferrado en muchos momentos al mantra de que el Gobierno no ha sabido explicar lo que ha hecho -se supone que de bueno o positivo- para gestionar la crisis, como justificación de la generalizada percepción ciudadana de que o se ha gestionado mal o, lo que es peor, no se ha gestionado. Al final, por acción u omisión y quizá por ambas, la impresión general de la política del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ante la crisis ha sido de improvisación, cuando no de desgobierno, a pesar de que las medidas implementadas hayan podido ser en cierta medida al menos eficaces en sus objetivos. Ocurre algo así con la decisión de rebajar hasta fin de año del 8 al 4% el IVA que grava la compra de vivienda nueva, cuando hace poco más de un año el propio Ejecutivo español aprobó una subida del tipo general de este impuesto y retiró las deducciones fiscales por la compra de vivienda en el IRPF. El argumento esgrimido por José Blanco y Elena Salgado para justificar la rebaja era el de dar salida al stock de vivienda de primera mano del mercado español: "El IVA de una vivienda que no se vende es cero". El razonamiento es palmario, pero también lo es que la medida puede tener el efecto de parecer un rescate de un sector cuyo engorde desmedido e injustificado es responsable, en parte, de la burbuja inmobiliaria que alimentó la actual crisis -porque esta rebaja deja fuera a la vivienda de segunda mano, la más asequible- y que algunas asociaciones de consumidores ya alertan de que puede no beneficiar al comprador porque, al tener una vigencia relativamente corta, "llama a comprar rápido y caer en precios altos". Por otra parte, los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) estiman que para que el balance recaudatorio de la rebaja sea positiva, las ventas deberán duplicarse hasta alcanzar las 100.000 unidades en lo que resta de año, lo que supone el 14,5% del stock existente. Es decir, es factible que la iniciativa cumpla su objetivo de dar salida a ese excedente de unas 690.000 viviendas terminadas sin vender, pero de ahí a que eso tenga un efecto positivo en la recaudación hay un paso sustancial. A este escenario habría que añadir el punto de inestabilidad que da el hecho de que el PP ya haya apuntado su intención de recuperar la desgravación en el IRPF por compra de vivienda si gana las elecciones de noviembre, un aparente respiro para el bolsillo del ciudadano que, sin embargo, para algunos expertos acaba provocando subidas injustificadas de precio en la vivienda. Con todo, la iniciativa del Gobierno Zapatero supone en sí un paquete de medidas que apuntan en la dirección de paliar los efectos de la crisis, aunque sea de forma limitada. Es de esperar que, pese a su situación agónica, el Ejecutivo español asuma la necesidad de incidir en medidas eficaces que obtengan el mayor consenso posible.