El empleo no puede esperar
El aumento del paro y las correcciones en las previsiones económicas exigen, entre otras medidas, incentivos fiscales a la contratación, microcréditos a pymes y autónomos, inversión en I+D+i y adecuación de la formación a la demanda del mercado
EL paulatino, y en los últimos meses no precisamente lento, aumento del desempleo en Euskadi y las correcciones a la baja de las previsiones económicas para este año por parte tanto del Gobierno vasco como del Gobierno español plantean un horizonte económico y social harto preocupante a corto y medio plazo al que, sin embargo, se siguen sin oponer desde ambos ejecutivos medidas concretas más allá de una reforma del mercado laboral que ya se ha mostrado ineficaz. En Euskadi, los 151.551 parados contabilizados a final de marzo y la desaparición de más de 2.500 negocios durante 2010 exigen la adopción inmediata de políticas concretas que primero detengan la destrucción de empleo y fomenten después la creación del mismo, políticas que hasta el momento no han sido no ya puestas en práctica sino ni siquiera diseñadas por el gabinete que preside Patxi López, pese a que le han sido demandadas hace tiempo por el Parlamento Vasco. El Ejecutivo ha limitado su acción a iniciativas puntuales de tinte más populista y electoralista que efectivo, como el sorteo indiscriminado de dinero para compras o la traslación a Euskadi de los fracasados planes E, cuando lo que se precisa es agilizar el mercado de trabajo, ajustar la formación a lo que demandan las empresas y estimular la creación de empleo mediante medidas estructurales que contemplen una transformación de nuestra economía. Y ello pasa por acabar con el uso extensivo de los contratos temporales, que fomentan la volatilidad del empleo, y hacerlo a través de la implantación de incentivos fiscales a la contratación y el mantenimiento del empleo a jornada completa, pero también por la reducción de la jornada laboral que tan buen resultado ha dado en países como Alemania, Austria o Bélgica -lo que al mismo tiempo facilitaría la conciliación familiar y el fomento de la natalidad imprescindible para paliar el futuro impacto del envejecimiento en la sostenibilidad del estado de bienestar- así como por la sustitución de las subvenciones a fondo perdido por créditos a bajo interés, iniciativa que la Comisión Europea y el Fondo Europeo de Inversión ya han iniciado en Holanda con la concesión de microcréditos para mejorar el acceso a la financiación de autónomos y pymes, que en Euskadi conforman precisamente la columna vertebral de nuestra economía. Y pasa especialmente por la inversión en sectores de alta intensidad de I+D+i y, en consecuencia, por una política de formación que adecue las capacidades personales a las necesidades del mercado, tanto los jóvenes que pretenden acceder a él por primera vez como a través de la formación permanente, para la que el Ejecutivo vasco posee ya la herramienta de las políticas activas de empleo. Y todo ello exige un no menos imprescindible acuerdo que englobe y comprometa a todas las instituciones en función de su respectiva responsabilidad.