EL anuncio del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, de una posible subida de los tipos de interés en abril, cuando se celebre la próxima reunión de política monetaria, ha llevado el temor a los países en fase de recuperación económica y se ha vuelto a hablar de un posible rescate para estados como Portugal o España, a pesar de las medidas de recorte de gasto anunciadas, entre ellas las aprobadas el viernes en el Consejo de Ministros, que el Estado prevé le permitan recuperar 2.300 millones de euros al año. El alza permanente de los precios de la energía y de las materias primas ha incrementado las expectativas de inflación en la eurozona y, en palabras de Trichet, "es esencial que la reciente subida de la inflación no incremente las presiones inflacionistas a medio plazo", por lo que el BCE revisó al alza en medio punto sus previsiones de inflación en la zona del euro para 2011, que pasan al 2,3%, desde el 1,8% pronosticado en diciembre; y una tasa entre el 1 y el 2,4 % (una media del 1,7 %) para 2012. Una subida anticipada de los tipos de interés -la registrada en julio de 2008 favoreció la recesión- en la eurozona tendría consecuencias "bastante negativas" para el Estado español -que arrastra grandes dificultades para crear empleo y es estudiado con lupa en los mercados de deuda-, ya que podría lastrar la recuperación de la economía, muy lenta de por sí, y frenar el crecimiento, según advierten los analistas, quienes destacan que las consecuencias de una subida de tipos "serían peores" que lo que supondría para solucionar un problema en la inflación. Parece que el BCE, al comprobar que Alemania y Francia crecen a buen ritmo, soslaya la prosperidad general de la eurozona y que la única posibilidad para que Europa recupere el peso que le corresponde en la escena internacional pasa por una recuperación en todos los países que componen la Unión Europea. A la espera de la confirmación de la subida de los tipos, es de esperar que el BCE tenga en cuenta, además de la evolución del índice de precios, la situación de recesión, agravada por una crisis crediticia que ahoga algunas economías europeas. Y esta situación de crisis casi permanente repercute de forma directa en las economías familiares. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, el último dato de que la fuerte escalada del Euribor sitúa ya los intereses de los préstamos hipotecarios que aplican las entidades financieras cerca del 3% -en enero alcanzaron su máximo en año y medio-, lo que contribuye también a minar un poco más las exiguas rentas de los ciudadanos. Las grandes decisiones de política económica deben tomarse con determinación pero con prudencia y pensando siempre en sus repercusiones sobre el eslabón más débil, el ciudadano.
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