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El "Principio de Rubalcaba"

La reforma del Gobierno español, vista en el espejo del papel prensa, que es como aquellos del Callejón del Gato de Valle Inclán, puede llegar a deformarse. El ahora vicepresidente ya consideró hace meses a los medios como factor de incertidumbre en aquello que se genera en los despachos

ALFREDO Pérez Rubalcaba, en un perfil que le realizó allá por junio Juan José Millás en El País tras convertirse durante dos días en su sombra -en otra más, porque los días del ministro de Interior las han tenido numerosas (y bien negras)-, discriminaba, como si adivinara el futuro, entre los objetivos de una reforma y sus efectos reales. Decía Rubalcaba que "una vez que la reforma se plantea, ya no te enfrentas a la realidad analizada en el despacho, sino a una realidad nueva, iluminada, que no suele volver a su estado inicial cuando cesa la perturbación. Muchas reformas han fracasado por no tener en cuenta este principio". Venía a decir que la reforma pretende transformar la realidad de un modo, pero resulta en una transformación diferente debido a factores externos. Rubalcaba daba un énfasis especial a los medios de comunicación -que "iluminan o ensombrecen" la reforma, decía- en esa resultante. Era, según Millás, la aplicación por un químico -Rubalcaba lo es de carrera- de un principio físico, el de la incertidumbre, expuesto por un matemático, Werner Heisenberg, con tantas sombras como don Alfredo, pues entre 1942 y 1945 dirigió el intento nazi por obtener un arma atómica... aunque él afirmara luego que su equipo hizo lo posible por retrasar la consecución de la misma. Y no sé por qué recuerdo ahora la anterior portavocía de Rubalcaba, el GAL, el señor X y a Felipe González. En cualquier caso, si el Principio de Rubalcaba es válido para el cambio del Gobierno ejecutado (no sé si ajusticiado) por José Luis Rodríguez Zapatero, la resultante del mismo, según los medios de comunicación y pretendiese lo que pretendiera Zapatero, es que más que el Gobierno de éste es ya el de su vicepresidente. Vean las portadas: "Zapatero coloca a Rubalcaba al frente del rescate del proyecto socialista" (El País), "Todo a Rubalcaba" (ABC), "¿El otro presidente?" (La Razón), con foto de don Alfredo; "Zapatero deja España en manos de Rubalcaba" (El Mundo), "Zapatero se pone en manos de Rubalcaba" (La Nueva España), "Zapatero reforma el Gobierno a fondo y da la batuta a Rubalcaba" (La Voz de Galicia), "Zapatero pone en manos de Rubalcaba su futuro político" (Diario de Sevilla), "Rubalcaba será el hombre fuerte de Zapatero y liderará el fin de ETA" (El Diario Vasco) y "Zapatero fía su futuro a Rubalcaba para remontar" (El Correo Español). Sólo dos diarios, socialistas de palabra y omisión, apartan la alargada sombra -¿ven cómo tiene muchas?- del ministro del Interior en su apertura: Público ("Zapatero va a por todas") y El Periódico ("Zapatero contraataca"). Pero el más rotundo, por decirlo suavemente, es La Gaceta, diario del grupo Intereconomía, que titulaba "Todo el poder para el heredero Rubalcaba", decía que "vuelve el felipismo más duro" y colocaba una foto en portada, con la ex ministra Elena Espinosa arrodillada junto al escaño de un Rubalcaba en rictus, que es como para que hagan con el director, -no, Carlos Dávila no se había jubilado- lo mismo que con el señor Francisco Javier León de la Riva, a la sazón alcalde (PP) de Valladolid y autor de la ocurrencia, la explicitada y la imaginada, sobre los morritos de Leire Pajín. Por cierto, La Razón, que es donde escribió (utilizado el verbo escribir como el ocurrir en el caso del alcalde) Dávila un tiempo, daba en páginas interiores la misma foto pero se equivocaba de ministra y confundía a Espinosa con Chacón. Porque digo yo que ¡no serían dos las ministras arrodilladas!

Y es que hay medios que, como don Alfredo dice, reforman (o deforman) todo. Es lo de "iluminar o ensombrecer". El Mundo de Pedro Jota, ayer, sin esperar más, ya se puso a la labor abriendo edición a trapo con una información de Joaquín Manso y Miguel M. Ariztegi que titula "La Policía ataca a Zapatero: Es un error tender la mano a Batasuna". Lo curioso, sin embargo, es que ya un día antes, un ex de El Mundo, promocionado primero y ejecutado después -Pedro Jota se maneja en sus cambios de gabinete como Zapatero, quizás por un deseo de ser él (o de ser Rubalcaba)- y que ahora escribe en digital en Elconfidencial.com, ya decía lo mismo: "Las FSE y el CNI, "preocupados y alerta" ante los movimientos de Zapatero". Y no sé yo cómo habrá sentado a Melchor Miralles que le fusile (fusilar: copiar una noticia publicada en otro medio) quien previamente le había fusilado (profesionalmente hablando).

Claro que también puede ser que Miralles siga cobrando de El Mundo al tiempo que lo hace de El Confidencial. Joseba Arregi ya ingresa de dos medios distintos por escribir lo mismo con otras palabras. Lo hizo el miércoles con sendos artículos en El Correo Español y El Mundo. En ambos criticaba el acuerdo por el que el PNV ha arrancado el cumplimiento del Estatuto a cambio de su apoyo a los presupuestos. En el primero, bajo el título "A y B", que no sé si tiene que ver con su duplicidad o con sus cuentas de ingresos, afirmaba que el acuerdo "no cierra sino que pone en entredicho el régimen institucional definido por el Estatuto. No cierra sino que cuestiona las relaciones establecidas en el Estatuto entre la Comunidad Autónoma y el Gobierno Central. Y por esa razón, al mismo tiempo que aparentemente refuerza el valor político del Estatuto, lo debilita, porque al no ser un cierre establecido según las normas estatutarias, sino fuera de ellas, daña a la institucionalización estatutaria de la sociedad vasca como sujeto político". En el segundo, titulado "El desprecio del sistema", señala que "no sólo se han negociado aspectos estructurales del corpus constitucional, sino que se ha hecho con un interlocutor no previsto en el sistema constitucional y estatutario". Obvia que si "el cierre" se ha producido así, de modo "no establecido según las normas estatutarias", no es culpa del PNV precisamente; pero, en cualquier caso, hay que reconocer a Arregi esa capacidad para repetirse, multiplicarse, que tienen gente como él o Rubalcaba... salvando las distancias. Porque Arregi, como Pedro Jota, tampoco llegará a ministro. La realidad, como decía don Alfredo a Millás, no suele ser la que te planteas en tu despacho.