¡Gracias, Hacienda Foral!
Al fallecer mi cuñada, en octubre de 2008, no nos dijo que había suscrito una póliza de protección de un préstamo personal, por la compra de su coche, en una sucursal madrileña del Banco de Santander. Lo que sí nos pidió ella fue que atendiéramos los pagos mensuales de ese préstamo, cosa que mi mujer cumplió escrupulosamente. Finiquitada la deuda quisimos cancelar la cuenta afectada, cosa que el banco no ha realizado hasta ahora.
El 25 de mayo de 2010, la Hacienda Foral de Bizkaia nos ha hecho llegar un oficio en el que nos conmina a presentar "un certificado bancario en el que se indique el importe de dicha póliza a la fecha de fallecimiento de la causante y sus beneficiarios, bajo pena de "multa pecuniaria".
Desde entonces estamos requiriendo al banco los datos exigidos y la devolución del dinero, lo que aún no ha realizado.
No culparé a los honestos empleados del Banco de Santander, pero si la Banca se basa en la confianza, este banco la ha perdido para mí.
Al enfrentarse la fiscalidad de la Hacienda Foral a los intereses del banco, me ha hecho un favor: quizá porque sudinero es mi dinero.