Una lectura textual, contextual y comparativa

EN primer lugar, y es un mérito conla que le está cayendo a la IzquierdaAbertzale histórica, el texto escontinuista en su apuesta por lasvías exclusivamente políticas. Ya se expresóen el Acuerdo de Lizarra (1998), fue ratificadados años después de su ilegalización en laDeclaración de Anoeta (2004) y se plasmó enel preacuerdo de Loiola (2006). Están bajandodel monte a pesar del empeño de Rubalcaba,Ares y Rajoy.

El texto contiene tantouna determinada metodología ad hoc paraabordar el proceso de cambio (“procesodemocrático”) como un espíritu compartidoy definitivo para el conjunto de la corriente.Recordemos que tras el desconcierto por eldesmantelamiento, Batasuna aprobó en octubrede 2009 el informe de debate Clarificandola fase política y la estrategia, que es eldocumento base para comprender su nuevaestrategia del periodo, y que ha dado lugar ados breves declaraciones para el público engeneral: la de Altsasu (noviembre 2009) -quese remite explícitamente a los PrincipiosMitchellpara un “proceso democrático”- y ahora,cuatro meses después, el Zutik EuskalHerria con alguna concreción sobre las “estaciones”del “proceso democrático”.

En el informe se sostenía la idea de que el“proceso democrático” es la columna de laestrategia independentista. En la Declaraciónde Altsasu ya se apostaba por una disposiciónunilateral a abrir un “procesodemocrático mediante vías políticas” y “enausencia total de violencia y sin injerencias”.

Es positivo. Pero todo ello indica, también,una lentísima adaptación estratégica, másatenta a los equilibrios internos que a lasnecesidades objetivas del país. En cualquiercaso, supone un avance de la voz política que, con un discurso propio, se le va imponiendoa una ETA cada vez más sonada que, por elmomento, consigue que no le repruebenpúblicamente.

En la declaración hay también alguna de arena

En segundo lugar, en Lizarra se decía que enla “fase preliminar” del proceso de diálogo yde negociación no ha de haber condicionesprevias (o sea, no eran obstáculo insalvableque continuaran la violencia o la represión)y que, en cambio, en la fase resolutoria sedaría una ausencia permanente de la vioharrelenciay de respeto de la igualdad de condicionesde todos los proyectos. Fue un pasoconceptual, aunque de poco sirvió, porqueuna ETA tramposa se quedó con la llave dela segunda fase.

En Anoeta -y previamente en la AlternativaDemocrática- se distinguían dos marcosde acuerdo: entre las fuerzas vascas en lopolítico, y entre el Gobierno y ETA para ladesmilitarización. Esa fue la pauta en la últimatregua (mesa ETA-Gobierno, mesa deLoiola de PSE-Batasuna-PNV) que acabó endiciembre de 2006, en la T-4 con una patadabrutal en todos los tableros.

Esa diferenciación se mantiene pero,lamentablemente -como se pudo comprobaren la última tregua-, son dos mesas condicionadas(se dice en el informe que sería“una sola negociación que transcurre pordos carriles”). Así se arruinarán mutuamente.No se ha asimilado la experiencia.

Una hoja de ruta genérica para las propias bases

En tercer lugar, el documento refleja unahoja de ruta genérica para las propias basesde Batasuna. Las anima éticamente (“nosomos como ellos”, desmarcándose de laimposición y la injusticia de los Estados), lasarenga desde la convicción “de que hemostraído el proceso de liberación a la fase del cambio político” y les propone una fase deacumulación de fuerzas con otros y con unnorte: “la opción de la independencia estáabierta”.

El documento se sitúa en un plano doble:en la propuesta de una metodología que serviríadoblemente para que la IzquierdaAbertzale oficial salga del propio laberintopolítico en el que se encuentra desde una acumulaciónde fuerzas independentista; y en elde la alternativa política (la apertura del“proceso democrático” hacia la independencia)en la que la Izquierda Abertzale históricasería protagonista imprescindible ydirigente del futuro (ya que no lo puede serdel presente). O sea, una propuesta vinculadaa sí misma y a su espacio político.

En mi opinión, establece un poco afinadohilo multifuncional entre independencia,proceso democrático, negociación, ausenciade violencia, construcción nacional, cambiosocial, acumulación de fuerzas, liderazgo ylegalización de la izquierda abertzale.

Apuntes de interés, pero alguna cosa inquietante

En cuarto lugar, se dicen varias cosas de interéspero alguna inquietante. Se afirma que“iniciar el proceso democrático supone unadecisión unilateral de la Izquierda Abertzale”y, algo después, define las tres estacionesdel “proceso democrático que ya se estáponiendo en marcha en Hego EuskalHerria”. La primera estación es de “mínimosdemocráticos”, que constituyen “la basenecesaria para poder desarrollar el procesodemocrático”, y que -creo- cabe identificarcon la legalización de las candidaturas y delquehacer político de la Izquierda Abertzalehistórica. La segunda es un Acuerdo democráticoque cabe interpretar como el desarrollode los preacuerdos de Loiola. La terceraes el Marco democrático”, como materializaciónjurídico política del acuerdodemocrático (autonomía política conjuntade la CAV y Navarra).

Esta secuencia de estaciones, que esperemosno sean de vía crucis, es nueva. Por unlado, las fases son de contenido (mínimos,acuerdo y marco) y no de tiempo político(preliminar y resolutivo) e interioriza que“la desactivación de las medidas de excepción”(legalización de candidaturas, porejemplo) es un “mínimo democrático”.

Pero, por otro lado, al calificarla como “basenecesaria” para poder desarrollar el proceso,puede entenderse, de forma inquietante,que mientras ese mínimo no se produzca, ETA se puede dar un plus de continuidad, osea que no se produciría el final de la luchaarmada (otra cosa sería una tregua táctica)hasta que se abra la segunda estación ni quequepa esperar una condena o crítica públicadesde quien se encuentra excluido del sistema.Recordemos que los PrincipiosMitchellson para una negociación y no para la faseprevia de un conflicto armado.

Las posiciones partidarias del cambio van ganando

En quinto lugar, aunque el documento provoquecierta decepción, forma parte del lentoproceso de lucha de líneas en el interiorde la Izquierda Abertzale oficial y en la quevan ganando las posiciones partidarias delcambio político y del fin a corto de la luchaarmada. No se sitúa en la expectativa quese le reclama social y políticamente de unapropuesta política general (proyecto y finde la violencia), ni anuncia giros copernicanosque nos sitúen ya en un marco de paz.Es más, ni es nombrada ETA pero la innombrablealetea en la atmósfera de las ambigüedadessemánticas del texto.

Cabe interpretar que en el equilibrio imposibleentre una organización armada autónomay unmovimiento popular al que vampiriza,el documento ofrece una metodologíatransitoria en la pelea entre ambos. Peropara esta sociedad castigada hasta el límitepor parte de quienes la quieren salvar desí misma es promesa de continuidad armada.

Metodología interesante, pero hipótesis deseable

En último lugar, el documento tiene unametodología interesante, pero se realiza sólodesde una hipótesis deseable de acontecimientos,desde una secuencia mental preconcebidaque carece de Plan B. ¿Qué hacersi, como parece seguro, el Gobierno Zapaterono da ningún paso en esa dirección, ymenos aún un hipotético Gobierno Rajoyque sólo apostaría por la derrota dentro deun par de años? El texto no prepara a laizquierda abertzale para esa situación aunque,eso sí, queda un espíritu general quepasa por liquidar cuanto antes la luchaarmada para poder retomar la iniciativapolítica. ETA aún no se ha enterado que yano le quieren ni los suyos.