Los virus que producen gripe son centenares y muy cambiantes en su estructura. Esto hace que sea muy difícil preparar una vacuna adecuada porque es muy probable que el virus ya no sea el mismo cuando la tengamos lista.

Al ser una enfermedad generalmente benigna, el problema es de menor importancia. Esto no quiere decir que no le prestemos atención. Aunque el cuadro clínico no es grave, sí que altera el organismo, lo debilita, hace que otras enfermedades crónicas se descompensen, empeoren, y facilitan que otros gérmenes, generalmente bacterias, se aprovechen de la bajada de defensas del individuo griposo.

En todas las epidemias de gripe nos encontramos con un número de casos, que comenzando claramente con el cuadro gripal, llegan a padecer, por ejemplo una neumonía, llamada pulmonía vulgarmente, aunque cada vez menos. Para ello no hace falta que alguien contagie sus bacterias al enfermo de gripe. Todos tenemos miles de bacterias en nuestros pulmones que no nos dan guerra, pero que se reproducen sin control cuando hay condiciones favorables.

Vacuna

Sí hay epidemias de gripe que por su carácter estacional casi fijo y su extensión mundial se pueden prevenir, nunca del todo, con una vacuna especial para las cepas correspondientes. Es la gripe que viene coincidiendo con el final y principios de año en nuestra zona.

Es necesario que se vacunen, sobre todo, las personas que tienen una salud delicada: cardiópatas, diabéticos, insuficientes renales, ancianos, etc. Y el personal sanitario, para no ser fuente de contagio y así estar sanos para poder atender a los enfermos.

Síntomas

Al atacar a todo el organismo, los síntomas son los que corresponden a cada órgano dañado. Afecta a vías respiratorias altas y bajas por lo que habrá moquillo, dolor de garganta y tos. El sistema digestivo se queja con náuseas, vómitos y diarrea. El aparato osteomuscular, por su parte, con dolores musculares generalizados, de brazos, piernas, espalda y cuello. Y el sistema nervioso, -los virus producen una encefalitis, en prácticamente todos los casos-, con dolores de cabeza y atontamiento. 

La afectación tan general hace que el cuerpo reaccione produciendo fiebre. La famosa tiritona con sensación de frío intenso no es más que reacción de la musculatura cutánea y de las extremidades para producir calor. La temperatura no viene del cielo, hay que generarla.

A la vez las arteriolas cutáneas se cierran para que la sangre no se ponga en contacto con el exterior, y así no perder el calor que se está produciendo. El enfermo se siente helado y el que le toca, le nota ardiendo.

Ante un cuadro como éste, o parecido, cualquier persona se da cuenta de que padece un proceso viral. Si fuera una infección bacteriana, que sí responde a los antibióticos, un cuadro tan generalizado sería una septicemia y eso es gravísimo. Así que visto que es viral, los antibióticos sobran, incluido el Clamoxyl, (Amoxicilina). 

A veces los médicos recetamos antibióticos en un cuadro claramente gripal, pero siempre en personas de alto riesgo, para prevenir sobre infecciones bacterianas o en las que ya hay una infección bacteriana. Una neumonía la puede pillar cualquier persona sana. Una persona con gripe tiene terreno abonado para las bacterias porque tiene las defensas bajas.

Tratamiento

Contra los virus de la gripe no tenemos un tratamiento eficaz. La medicación que se da es paliativa, es decir, para aliviar, no para curar. Algo para la fiebre y los dolores. Algo para quitar el moquillo, la tos, o para las molestias digestivas. 

Las personas que hacen una vida activa durante el proceso se curan antes. Con el tratamiento paliativo lograremos que en vez de estar una semana en cama se pueda hacer una vida más o menos normal; se encontrará mejor y acabará antes con los virus. 

Anteriormente decía que no tenemos nada para matar a los virus de la gripe, me refería a medicinas. Tenemos nuestro sistema defensivo natural, nuestros leucocitos y nuestros anticuerpos.

La persona que hace una vida activa, y más durante el deporte, aumenta la producción de ambos y se cura antes.

Los antitérmico-analgésicos, como el paracetamol o la aspirina, se deben tomar aunque no se tenga fiebre, si uno se encuentra mal. Ayudan a estar mejor, a quitar los dolores y a levantar el ánimo, que también, mira por donde, aumenta las defensas del organismo.

Además, hay que tomar abundante agua para reponer la pérdida por la sudoración.

En cuanto al reposo, ¿cuánto es necesario? En cuanto a la actividad física yo expongo mi criterio. Si uno no puede levantarse de la cama, ahí está bien. Si puede estar levantado, sentado en un sillón, mejor. Si puede hacer vida normal en casa, mejor. Si puede salir a la calle y dar una vuelta a la manzana, mejor. Si puede ir a trabajar, que trabaje, no si lleva un autobús o trabaja en un andamio. Si puede hacer deporte, eso sería el no va más, lo ideal. Y el jubilado no tiene trabajo, pero puede vigilar las obras.